Espabilados como son, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy han llegado a la conclusión de que el que no come no engorda.

Ha costado mucho esfuerzo y muchas investigaciones, sin duda científicas, a cargo de los mejores centros de Estudios del continente europeo, el más sabio continente de todo el planeta, para alcanzar tan revolucionaria conclusión.
Cientos de economistas y miles de publicistas –a lo mejor, al revés- se han desgastado las neuronas para asesorar convenientemente a los políticos sobre la novedad: los ajustes destruyen empleo, ergo no lo crean.

Esta es la tesina o preparación para el doctorado. Ahora, tras la cumbre entre los dos líderes europeos, viven la segunda parte: ya sabemos que no basta con recortar, hay que crecer para crear empleo. De acuerdo y ahora, ¿cómo lo hacemos?

Por el momento, ciertamente, la pregunta carece de respuesta, pero vamos por el buen camino. Una idea sería comenzar a distinguir entre lo pequeño y lo grande. En beneficio de lo pequeño, por si alguien lo dudaba. Es decir la propiedad privada pequeña, el emprendedor, el autónomo, la micropyme, los únicos capaces de crear empleo.

Como asegura Rubén Manso en Hispanidad, con Schumacher por bandera, lo pequeño es hermoso y la única manera de hacer una economía justa y competitiva es esa: la pequeña empresa, la pequeña propiedad privada.

¿Cómo se apoya a la PPP? ¿Con subvenciones? No. Precisamente, con lo que hay que acabar es con las subvenciones públicas, injustas por naturaleza. Hablo de fiscalidad: no se puede sustraer lo mismo al pequeño que al grande. De la misma manera que en el impuesto sobre la renta, el que cobra 10 no puede pagar sólo el doble del que cobra cinco, sino mucho más.

El 1 de marzo, Merkel y Sarkozy quieren alcanzar un pacto fiscal para toda le Eurozona: ahí tienen su oportunidad para diferenciar entre el grande y el pequeño. Porque lo que está en juego no es sólo la economía, sino algo más importante: la libertad. Sin PPP no hay libertad.

¡Hombre!  Y también convendría detener la globalización, que se está haciendo según el modelo chino: salarios de miseria para echar del mercado a quien paga salarios dignos. Europa no debe reducir salarios. Es China quien debe subirlos. Pero para evitar ese 'dumping' de los emergentes, hay que arbitrar medidas proteccionistas. Porque lo que importa no es la economía, sino las economías particulares.
Eulogio López

eulogio@hispanidad.com