Para quienes dudan de que el aborto es mucho más que aborto no tiene más que sopesar lo ocurrido desde que el ministro Gallardón presentó su reformita. No se habla de otra cosa estas Navidades y en Hispanidad no hemos ahorrado dedicación al asunto. La verdad es que todo el mundo se está retratando con este anteproyecto.
El asunto es tan amplio que merece la pena fraccionarlo:
1. La plataforma en defensa de la sanidad pública, la Marea Blanca (no confundir con la verde -educación-, la roja –investigación- y la de color melón, que no sé cual es pero está al caer) se ha lanzado contra la reforma del aborto. Vamos, que se les ha viso el plumero. ¿Qué tendrá que ver el asesinato del nasciturus con la defensa de la sanidad pública Al parecer mucho: ya sabemos quién maneja el cotarro de la Marea Blanca: los enemigos de la vida.
2. La ministra francesa de la Mujer se entromete en España y critica la reforma. Lógico, como buena hollandista, a la señora no le basta con el aborto libre y gratuito: quiere aborto obligatorio. Y el PP, siempre acomplejado, siempre pusilánime, no le canta las cuarenta al Gobierno de París por meter las narices en un país soberano.
3. Batalla en la prensa pepera sobre si la ley Aído de 2010 era mejor o peor que la ley Ledesma del 1985. Un debate interesado y estéril. Respuesta: teóricamente, la ley Aído convertía el homicidio más cobarde de todos en un derecho humano. Pero las dos leyes socialistas eran igualmente repugnantes: son las que han conseguido 120.000 asesinatos, arriba o abajo, según los años, en este paraíso del aborto llamado España.
Y la ley Gallardón, al admitir el coladero del peligro para la salud psíquica de la madre, tampoco va a provocar menos abortos.4. Sobre Elena Valenciano, la número dos del PSOE, aconsejo siempre lo siguiente: cuando aparezca en televisión quiten el volumen y observen sus gestos. Así descubrirán al personaje.
Ahora bien, Valenciano alude a las mujeres diputadas del PP que, según ella, no están de acuerdo con el proyecto. La curiosidad estriba en que las aludidas callan... y el que calla otorga. O peor, doña Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, es partidaria de la Ley Aído, es decir, del aborto libre. Y en el PP nadie ha propuesto su cese.
5. El feminismo nunca ha razonado mucho pero con este anteproyecto las feministas están alcanzando el paroxismo de la necedad. Hablando de derechos reproductivos –como las vacas- de la mujer, pero al parecer, el varón carece de tales derechos. Su participación en la procreación se reduce a la de semental. Y esta actitud machista es la que las feministas defienden.
6. La mayor de las curiosidades: el silencio de muchos. Silencio cobarde y cómplice de quienes temen pronunciarse en favor del más inocente y más indefenso. El nasciturus, al parecer, no tiene derechos y hablar de aborto resulta comprometido.
7. El mal menor. La tesis de los 'malmenoristas' es la siguiente: lo de Gallardón es mejor que lo que hay; por tanto, hay que apoyarlo. Algo parecido a decir que si un asesino mata a 10 y otro sólo a cinco, hay que apoyar –y aprobar- al segundo.
8. Este es un debate sin imágenes del hecho debatido. Natural: el aborto es una salvajada de tal calibre que si publicamos fotos del mismo (ver vídeo) corremos el peligro de enterarnos de lo que estamos debatiendo. Y claro, eso no puede ser.
Este anteproyecto sí tiene algo bueno: servirá para desvelar los secretos de muchos corazones. No me negarán que es toda una ventaja.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com