Los españoles somos unos cotillas; criticones incorregibles, criticamos a todo quisqui, a ZP, a Rajoy, a la señora del Molt Honorable Presidente de la comunidad autónoma de Cataluña, sólo porque ella solita tiene 16 empleos, que sólo con que cobre a 1.000 euros por empleo, son 16.000 euros al mes y, claro, mientras haya quien no tiene más remedio que arreglarse con 400, pues eso cabrea bastante, vamos digo yo.
Ya sé que algunos de estos cargos son sin sueldo, pero seguro que con dietas y bagatelas, que ya quisieran para sí muchos mileuristas.
Hoy, con estas letras quiero salir en defensa de don Cándido Méndez, que al pobre hombre lo ponen de hoja de perejil, que si más que sindicalista es pancista, que si no se afeita es para que no veamos la cara dura que tiene, que tiene la cara de cemento armado, que vive de PM sin dar un palo al agua con el pastizal que le da el Gobierno para que no lleve a los trabajadores a una huelga a pesar de la que está cayendo, que con la pasta que el Gobierno le arrima de nuestros impuestos se va a cenar al El Bulli donde cada cubierto cuesta 300 euros, que digo yo, que para ir a cenar a este restaurante sí que vale la pena afeitarse para que no se quede enredado en la barba ningún fideo, porque un fideo de la sopa de este restaurante debe costar un riñón y parte del otro.
Ya creía usted que iba a decir otra cosa, ¿eh? Pues no, los huevos para la tortilla y, fritos que están muy buenos.
Pero volvamos a lo nuestro. Al pobre Cándido lo ponen a caer de un burro y yo creo que inmerecidamente, el señor Méndez no va a El Bulli por gula, sibaritismo, chulería, ¡no señor! A mí me parece que va para ver si es bueno y si lo es, ponerlo en su lista de reclamaciones y si hay que hacer una huelga para que todos los currelantes españoles tengamos derecho a esas delicatessen pues se hace y punto; yo quiero hacer una observación a don Cándido, el derecho ya lo tenemos pero lo que nos falta es la pasta, así, que no confunda el eslogan de la huelga.
Nótese que he escrito currelantes, y no currantes, es que mi amigo el gitano dice que los payos no sabemos hablar el caló, que currar, es mangar, y que trabajar es currelar, como ven leyendo mis tonterías se aprenden cosas nuevas, es que mi amigo el gitano y yo somos así de generosos. Hasta otro día si Dios quiere.
Juan Escribano Valero