Fiel a su trayectoria, el conocido director Lars von Trier narra en Melancolía una historia fatalista que describe tanto un apocalipsis interior como exterior. El espectador sale de la proyección abrumado…

Las dos partes en las que está dividida esta película: tituladas Justine y Claire, hacen alusión a dos hermanas cuya cosmovisión es muy diferente. Por la primera conocemos la personalidad de la más joven, Justine, una mujer desequilibrada, deprimida, que es capaz de destrozar con su actitud (y ayudada por su madre) la jornada de su propia boda. En la segunda parte se narra cómo Claire, y su familia, viven temerosos ante la cercanía a la Tierra de un extraño planeta (denominado Melancolía) que amenaza con colisionar con el nuestro…

Drama desasosegante, en Melancolía, Lars von Trier no deja resquicio a la esperanza y muestra un mundo plagado de personajes negativos, en lo que constituye una visión tan falsa y tan irreal como las películas rosas donde todo el mundo es bueno… En esa tesitura, los 130 minutos de Melancolía resultan claustrofóbicos, especialmente algunas situaciones de la celebración de la boda, que se muestra como un ritual hueco y donde se incide en lo sórdido y lo repugnante. Es una crónica del desamor.

De hecho, aunque la película visualmente asombra, en conjunto más que un relato sobre el fin del mundo lo que ofrece Melancolía es una historia donde el ser humano, desprovisto de trascendencia, no puede esperar nada ni a nadie. Un mundo hostil del que cualquiera nos bajaríamos en la parada más próxima.

Para: Los que sigan a este director y sus dramas no les dejen anímicamente destrozados