En cuanto oigan ustedes hablar de reformas échense la mano al bolsillo. Si se trata de reformar las pensiones entonces agárrense los dos bolsillos, porque alguien, el Estado, le va a meter la mano en la faltriquera.

Es para lo único que se ponen de acuerdo PSOE y PP en materia económica (bueno, y para cargarse las cajas de ahorros).

Reformar las pensiones es bajar las pensiones empleando diversos eufemismos, como el alargamiento del periodo de cómputo.

¿Significa esto que no hay que bajar las pensiones? Sí, hay que bajarlas, por España, como todo Occidente, se niega a tener hijos y la gente vive cada vez más lo que nos provoca una población envejecida -más clases pasivas y más gasto sanitario- y una pirámide de población invertida. Tenemos que reducir pensiones porque no tenemos hijos, entre otras cosas porque hemos condenado a los jóvenes a salarios de miseria. Por tanto, la única forma de recuperar la natalidad consiste en el salario maternal, que el Estado pague un salario, no una subvención, a la madre que decide tener hijos.

Ahora bien, si hay que elegir entre la hoguera y la horca, entre aumentar la edad de jubilación o ampliar el periodo de cómputo, mejor lo primero. A los 65 años un señor puede estar en forma para trabajar -salvo en determinados oficios- pero lo que no se puede es reducir unas pensiones ya de por sí escasas. Mejor trabajar más que cobrar menos.

Eulogio López

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