Sr. Director:

De entre los meses, destaca mayo, sin fríos ni calores, tan atractivo por su atmósfera limpia, por el encanto de las flores que adornan y perfuman los campos y jardines.

Es el mes dedicado a María, la Madre del Señor y también nuestra. La costumbre del Ejercicio piadoso de las flores se remonta al siglo XIII con Alfonso X, quien, en sus Cantigas de Santa María,  quiso "trovar (hacer versos) en honor de la Rosa de las Rosas y de la Flor de las flores".

El Rey Sabio invitaba a invocar a la Virgen en su altar en el mes de mayo. ¿No es  mayo una metáfora de la Virgen? Gonzalo de Berceo escogió la alegoría del prado (la Virgen) para explicar la belleza de María en su famoso libro Milagros de Nuestra Señora. Nos la presenta como  el "prado" que nos sirve de descanso en nuestra "romería" (camino de la vida al Cielo), lleno de "flores" (virtudes) y con "árboles" de copiosos frutos ("los milagros", que nos vienen por mediación de la Virgen).

Sí, María Santísima es la flor más agradable al Señor, la toda, la sola, la siempre de Dios, nuestra poderosa intercesora ante el trono del Altísimo. Ella es la Inmaculada Concepción, libre del diablo desde el primer instante de su ser.

La tierna devoción española a la Virgen María saltó  a América en el siglo XVI; pero en Suramérica no se le dedica mayo (por el frío) sino noviembre. En cada país hispanoamericano se la venera bajo una advocación distinta; pero la Virgen de Guadalupe las aúna a todas.

¿Por qué se impide a los niños españoles el Ejercicio mariano de las flores en la escuela, que se venía haciendo desde tiempo inmemorial, excepto en el segundo periodo de la Segunda República?

Cuando sea imposible  por  falta de libertad, ¿no deberíamos hacer en casa lo posible? María es fiel reflejo de todas las virtudes que deseamos para nuestros hijos. ¿No será bueno enseñarles a mirar en los momentos en que se embravece el mar de la vida, a la Estrella, a María?

Josefa Romo

josefaromo@gmail.com