La directora Itziar Bollaín vuelve a la pantalla grande para hacer lo que mejor sabe: retratar el alma femenina.
Ahora pone en su punto de mira a tres mujeres, detectives privados, cuya profesión les hace inmiscuirse en la intimidad ajena. Pero, en ocasiones, es demasiado delgada la línea que separa la vida personal de la laboral.
Eva, Carmen e Inés trabajan en una agencia de detectives a las órdenes de un jefe machista y "pesetero", lo que condiciona alguno de los casos que aceptan. Pero los secretos a desvelar no sólo se dan en el trabajo, cada una de ellas tiene los suyos propios. Eva compagina como puede su reciente maternidad con su jornada laboral cuando descubre que su marido le ha ocultado un hecho fundamental para la estabilidad conyugal. Carmen, la más madura, ve como su matrimonio naufraga a pesar de sus intentos e Inés, la soltera, sentirá como su vida se tambalea cuando se infiltra en una empresa para investigar un posible desfalco y encuentra algo totalmente diferente Itziar Bollain ha conseguido describir, con sensibilidad, a tres mujeres de carne y hueso que resultan creíbles desde la primera secuencia. De hecho, a la directora le cuesta entrar en materia, en acción, pero tras la exhaustiva presentación de los personajes, la trama funciona como la seda. Así, en este microcosmos femenino y algo triste (como suele ser usual en las películas de esta directora) hay hueco para la comprensión, el respeto a pesar de la ruptura e, incluso, para descubrir que la ética es posible en el trabajo aunque tenga un alto precio.
Lo único que chirría de esta historia emocionante son los improperios subidos de tono, y alguno blasfemo, que lanza el jefe machista. Soy consciente de que, desgraciadamente, mucha gente se expresa así, pero para mostrar el enfado de un personaje nuestro vocabulario es lo suficientemente rico para no herir los sentimientos de nadie.
Para: Los que les gusten los dramas emocionantes.