Reclama sin embargo una aplicación "íntegra" del Estatut a pesar de la probable sentencia del Constitucional.
Curioso. Muy curioso. Artur Mas aclara por activa y por pasiva que su primera prioridad política como formación catalanista es Cataluña. España viene después, como está Europa y la política mediterránea. Hasta aquí normal. Además, deja claras las bases para una implicación en la política española. "Dependerá de si somos necesarios e imprescindibles". Obvio. La cosa de la aritmética parlamentaria puede hacer hasta que Aznar hable catalán en la intimidad.
Pero además, Mas marca las pautas para un eventual diálogo. La primera: aplicación "integra" del Estatut, con sentencia del TC o sin ella. ¿Y si hay una rebaja por parte del Constitucional? "Si no se puede por el Estatut, por otras vías". ¡Toma ya! Viva el Estado de derecho. Ya nos inventaremos algo por debajo de la mesa. Componendas, ‘negosi' y a tirar millas. En esto se incluye por supuesto el respeto a la identidad catalana, las inversiones en infraestructura y su gestión, y un régimen de financiación bilateral.
Además, mas exige unas reformas económicas serias como las alcanzadas con Aznar en 1997. "Desde entonces ha habido reformitas". Y por último, un "compromiso de no agresión constitucional". Es decir, que si de verdad se plantea una reforma de la constitución, se cuente con ellos.
Bien. Ahora pongámosle patas. ¿Exigirían Uds. el poder de Cataluña para entrar en el gobierno español? Mas no responde tajantemente. Sí califica la situación de insólita y de "esquizofrenia política" y da largas: "ya se verá". Tan sólo advierte: "No somos un muñeco de goma para mimarlo en Madrid y darle puntapiés en Cataluña". Y más: Mas quiere reformar la Ley Electoral "por salud democrática". Vamos, para que no se vuelva a repetir que gobierna un pacto de perdedores.