¿Fraude de ley en MAPFRE? Una mutualidad es propiedad de sus mutualistas. El día 15, el patrimonio de MAPFRE, propiedad de los clientes, pasará a estar controlado por la nueva MAPFRE SA, a cambio de una indemnización parcial. Para meter ese gol, Martínez ha dado orden a sus redes conseguir no menos de 500.000 delegaciones de voto, cuando lo habitual es que se aprueben las asambleas con menos de 10.000. La rapidez y falta de transparencia de la de mutua a sociedad anónima provocan recelos en el mundo empresarial. El sistema MAPFRE parece condenado a terminar en manos de las multinacionales del seguro
Lo de José Manuel Martínez, hombre fuerte de MAPFRE, es un verdadero golpe de Estado desde dentro : convertir una mutualidad como MAPFRE en sociedad anónima rompe con la esencia de 70 años de historia que han creado la principal empresa de seguros de España. Por lo demás, la conversación no deja de ser una forma de ganar liquidez a una empresa que ha tenido varios tropiezos, especialmente su negativa expansión en Hispanoamérica, su ramo de vida y su Banco MAPFRE, de triste recuerdo. Ya en su momento, el acuerdo con Caja Madrid le sirvió para solucionar un problema recurrente de liquidez, ahora espera solucionarlo apelando al mercado como sociedad anónima. MAPFRE es sólido, pero no atraviesa, ni de lejos, su mejor momento de rentabilidad.
Así, casi con nocturnidad y un poco de alevosía, se anuncia una asamblea de mutualistas para el próximo 15 de junio, medio mes para forzar la mayor transformación de la primera aseguradora española y una de las más importantes de Europa: desaparece la mutua y su patrimonio pasa a un fondo que servirá para relanzar una sociedad anónima que captará dinero del mercado. En primer lugar esa sociedad ya existía, y es la Corporación MAPFRE, pero la cuestión principal no es esa. Una mutualidad es una entidad propiedad de sus mutualistas. Si se liquida, todo el patrimonio de la misma debe repartirse entre el conjunto de sus mutualistas clientes- que, en el momento actual, sobrepasan los cinco millones.
Si esto no suele ocurrir es por la sencilla razón de que sólo se liquidan las mutuas que están en quiebra, en cuyo caso poco hay que repartir. Pero ese no es el caso de MAPFRE. Por tanto, ofrecerles una remuneración en metálico (no sabemos cual es, pero se ha publicado la cifra de 100 euros) o en acciones de la futura MAPFRE SA, no deja de ser ofrecerles una parte de su patrimonio, no todo, que es lo que les otorga la ley. Porque si es todo, ¿qué patrimonio quedaría para ofrecer al mercado, a los futuros accionistas? Y todo ello a través de un fondo-sociedad limitada-fundación-SA, se supone que para ofrecer más transparencia.
Naturalmente, si los mutualistas, soberanos ellos, aprueban los acuerdos, José Manuel Martínez no estaría haciendo nada ilegal, pero sí podrían considerarse un fraude de ley, un atentado contra le espíritu de las norma, contra la esencia misma del espíritu mutual, del que ahora abominan en la alta dirección de MAPFRE.
Por eso, la rapidez y el visto bueno de los mutualistas resulta tan fundamental. Así, la noticia se hizo pública el 30 de mayo y se votará el 15 de junio, que también son prisas. Pues bien, Martínez ha movilizado a toda su red para que los mutualistas deleguen su voto en la Presidencia. Veamos: una asamblea ordinaria suele resolverse con la asistencia de 1.500 mutualistas todos ellos empleados- con algo más de 5.000 delegaciones. Pues bien, Martínez ha dado orden de conseguir medio millón de delegaciones, a fin de contar con mayoría aproximadamente búlgara. A cada zona se le exige superar las 10.000 delegaciones para la asamblea del día 15.
Así que es muy probable que si usted entra en una oficina de MAPFRE para renovar su póliza se le pida rellenar un folleto que dice cosas como éstas: Por medio de este documento, delego mi representación en la Asamblea General Ordinaria que se señala al dorso, en favor del Consejo de Administración. En virtud de esta delegación acepto y ratifico cuanto mi representante haga, diga o acepte en mi nombre. De esa manera, estará usted atentando contra sus propios intereses.
Si lo consigue, MAPFRE comenzará a funcionar como una sociedad anónima, aunque la fundación posea la mayoría de las acciones, lo lógico es que, a no mucho tardar, MAPFRE acabe en manos de una multinacional del seguro.