Una vez conocidos los resultados de la pasada jornada electoral, lo primero que deseo es felicitar a D. Rafael Llorente, a D. Rafael López Diéguez y a las gentes de Familia y Vida, AES y SAIN por su defensa durante la pasada campaña electoral del modelo social cristiano, que -aunque les cueste reconocerlo a tantos progresistas-, es el modelo que ha llevado a Europa a ser lo que ahora es.
Lo segundo que debo hacer es manifestar mi pesar porque de nuevo este modelo social cristiano haya sido rechazado por las urnas. Con la victoria del Partido Popular, España será más liberal; pero también será un poco menos cristiana... si cabe. Paradójicamente, este rechazo ha sido liderado en esta ocasión por un político que presume de convicciones cristianas -Jaime Mayor Oreja-; pero que ha consentido ser el anzuelo de este timo electoral en el que han picado tantos católicos bien intencionados; y muchos otros, que lo han utilizado de excusa para encubrir sus auténticos objetivos: la vuelta del liberalismo que garantizará sus privilegios y sus negocios.
Y es que, en esta España de hoy, gran parte del catolicismo que queda es meramente sociológico, y está más interesado en recuperar derechos, libertades y privilegios que en vivir coherentemente su fe. Por esto, no entiendo tanto empeño de algunos Pastores en apoyar opciones que traerán mayor reconocimiento para la Iglesia española (y mejorarán su financiación); pero que al mismo tiempo nos separarán de nuestra fe y nuestra moral.
Quizá debamos recordar ahora que la fe cristiana que profesamos creció y se hizo fuerte en medio de una sociedad casi tan pagana, corrompida y animalizada como la nuestra; y que sus primeros tropiezos comenzaron con el reconocimiento de la Iglesia por el poder político, que desde entonces siempre ha querido utilizarla.
Resumiendo, los resultados han sido una mala noticia para nuestra fe.
José Alberto Fernández López
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