Pepiño Blanco lo tiene claro : la estrategia de imagen del PSOE consiste en comparar la guerra ilegal de Iraq, apoyada por Aznar, con la fuerza multinacional que bajo bandera de Naciones Unidas intervendrá en el Líbano. Un millar de infantes de marina como interposición entre Israel y Hezbolá. De inmediato, el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, recuerda que Zapatero envía tropas al lugar más conflictivo del planeta. En el dividido PP ya le han echado en cara que argumente sobre el peligro de esas tropas. También era peligroso el avispero iraquí.
La verdad es que la pregunta clave es quién va a desarmar a Hezbolá. Simplemente, Damasco y Teherán han descubierto que con los métodos mitad guerrilleros mitad terroristas del jeque Nasralá, se puede vencer a Israel o al menos no salir derrotado. De hecho, este es el sentimiento de la sociedad israelí y lo que ha puesto al borde del precipicio al Gobierno Olmert: un viñetista judío dibujaba a Nasralá protegiéndose de los misiles hebreos con un escudo donde había un niño crucificado. En efecto : la técnica con la que los islámicos han descubierto que pueden enfrentarse es muy sencilla: protegerse tras la sociedad civil y con técnicas terroristas: terrorismo familiar llevado a cabo por pequeñas células dotadas de un modernísimo armamento de uso personal o automovilístico : esconderse tras la sociedad civil y nunca plantear batalla abierta.
En Naciones Unidas saben todo esto, y Siria y Damasco ya advierten que seguirán financiando a Hezbolá y que los cascos no la desarmarán. Es decir, que la guerra volverá en pocos meses. Desde luego, los infantes españoles, ni los franceses ni los italianos, tienen previsto desarmar a Hezbolá.