Tras la detención de Ganswindt, el escándalo se amplía, y habrá que ver si no acepta a otros países

El periodismo económico alemán vive ahora pendiente del escándalo Siemens. Los fiscales de Münich, sede de la primera multinacional europea de bienes de equipo, creen que Siemens ha destinado 500 millones de euros a sobornar a todo tipo de autoridades para conseguir contratos. La primera detención fue la de Thomas Ganswindt, antiguo jefe de la división de telecomunicaciones, precisamente el antecesor en el cargo del español Eduardo Montes. Pero en Alemania se espera que el escándalo llegue mucho más allá: hasta los dos primeros espadas de la multinacional. Puede resultar muy duro decirlo, pero en aquel país se espera la detención del presidente ejecutivo, Klaus Kleinfeld, y la del presidente del Consejo de Supervisión, Heinrich von Pierer.

Las consecuencias pueden resultar interminables, dado que Siemens cuenta en su historia con un larguísimo haber en materia de sobornos. En España, su principal responsable fue juzgado por sobornos al máximo responsable por sobornos a la administración española de Felipe González a cuenta de los trenes de Alta Velocidad (sector para el que se ha vuelto a contratar a la misma empresa). En cuanto el escándalo traspase las fronteras alemanas los conflictos con otros países se multiplicarán.