Sr. Director:
Al oír -por radio- las primeras noticias del terrible accidente aéreo de Barajas me fui rápidamente al televisor a ver que podía ver.

Por supuesto, las primeras e impresionantes imágenes me hicieron presagiar lo peor y, me dije yo misma, que hago delante de esta pantalla, aquí nada puedo solucionar. Decidí acudir a la Iglesia que tengo más cerca de casa y pedí al Señor que su Divina Misericordia los acogiera, no como juez sino Salvador y, me quedé rezando un rosario a la Virgen.

Desde esos momentos sabemos por todos los medios de comunicación que los familiares en todo momento han sido ayudados por voluntarios y psicólogos, quienes no se han separado de ellos desde el primer momento.

Efectivamente están haciendo una labor de humanidad ejemplar, personas que estaban de vacaciones y se han ido a arropar a quienes en estos momentos les necesitan. Pero, sin embargo, ninguna mención a la cantidad de sacerdotes que también se han desplazado a rezar y celebrar Misas y dando consuelo espiritual a los familiares.

Sabemos que las investigaciones en marcha tendrán que aclarar qué ha podido ocasionar esta horrible tragedia.

Pero, por encima de todo, lo que necesitan ahora sus familiares es el acompañamiento y el respeto silencioso de estas personas que tan generosamente han acudido.

Rita Villena

ritavillena6@gmail.com