Me parece interesante dar a conocer las relaciones internacionales que se mantienen a través de organismos públicos y privados en materia de conservación de los recursos y en investigación en mejora genética.
Gracias al Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, los agricultores de los países pobres se verán recompensados en lo que se refiere a la conservación y difusión de variedades de cultivos que puedan salvaguardar la seguridad alimentaria mundial. Como parte del Tratado se pondrá en marcha un nuevo esquema de distribución de beneficios gracias a las generosas donaciones de diversos gobiernos.
Así, se seleccionarán diferentes proyectos que tendrán que respetar una serie de criterios en apoyo a los agricultores pobres que conservan diferentes variedades de semillas y ayudan a reducir el hambre en el mundo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), ningún país es autosuficiente en recursos fitogenéticos, todos dependen de la diversidad genética de los cultivos de otros países y regiones, por lo que la cooperación internacional y el libre intercambio "son esenciales para la seguridad alimentaria". En este aspecto no cabe la nacionalización, quien no avanza retrocede.
Domingo Martínez Madrid