El Supremo considera constitucional la ¡Ley Bush! de 2003 que prohíbe el aborto por nacimiento parcial
Comencemos por el principio. El aborto por nacimiento parcial es la técnica de aborto para embarazos avanzados que consiste en sacar la cabeza del feto con un fórceps, clavar unas tijeras en el cráneo del feto, abrirlas para que el agujero sea más profundo, introducir un catéter para absorber el cerebro del chaval y sacar finalmente al niño muerto. Una barbaridad en toda regla. Máxime cuando la viabilidad extrauterina es cada vez más temprana y cuando la ciencia médica permite intervenir intrauterinamente.
Así que los republicanos presentaron varias propuestas para prohibir semejante brutalidad. En dos ocasiones fue Clinton quien lo echó para atrás. Pero finalmente Bush aprobó una Ley que prohibía semejante práctica en 2003. La ley generó mucha controversia y finalmente, este miércoles, el Supremo declara constitucional la norma y acorde con el "derecho" de la mujer al aborto. Una sentencia pequeña, pero la primera victoria de los próvida norteamericanos.
Es verdad que la sentencia se aprueba con una apretada mayoría de 5 contra 4. Pero mayoría al fin y al cabo. No obstante, el lobby promuerte no ha aceptado el mazazo. Consideran que la sentencia del Supremo marca un paso atrás en el derecho a la salud de las mujeres y abre la puerta a "interferencias de la política moralizante en las decisiones sanitarias personales y privadas". Así lo ha señalado Nancy Keenan, presidenta de Naral, una de las grandes organizaciones "pro-choice" norteamericanas. "La posición de Bush ha movido al Tribunal Supremo en una dirección que podría minar el caso Roe vs Wade y la protección de la salud de las mujeres", la sentencia que introdujo el aborto en EUA en 1983
La realidad es que el aborto no es salud para las mujeres. La literatura científica es bastante amplia en este sentido: depresión, ansiedad, trastornos sobre el sueño, trastornos en el comportamiento sexual, perforación del útero, etc. Pero sobre todo, tampoco es salud para el feto, ese inocente al que se sentencia sin juicio previo. No es salud, ni progreso, ni derecho. A no ser que nos queramos retrotraer moralmente a la época de la esclavitud.