Y es que tan sólo un mes después del inesperado triunfo electoral, el PSOE ya se ha roto entre halcones y palomas. Al menos, en materia económica. Entre los halcones, figuran una serie de ministros llegados desde la periferia, como Magdalena Álvarez, titular de Fomento, y Jesús Montilla, responsable de Industria. Pero si hay que buscar un "primus inter pares" al Grupo ese sería el responsable de Trabajo, y mano derecha de Zapatero, Jesús Caldera.

 

Pues bien, es ese grupo quien la lanado la idea de relevar a César Alierta como presidente de Telefónica y colocar en su lugar al ex ministro de Economía de Felipe González, Carlos Solchaga. Consideran que el plazo mínimo de dos años en el Consejo para acceder a la Presidencia de Telefónica no va con ellos. Alegan que se puede nombrar un presidente y que luego la Junta de Accionistas modifique los Estatutos y avale el nombramiento. Pero esa Junta puede celebrarse once meses y medio después del nombramiento.

 

Más problemático resultaría convencer a un accionista de referencia (BBVA y La Caixa, en el presente caso) para que ejecutaran la operación. A fin de cuentas, la utilización de accionistas caracterizados es el arma principal que enarbolan los halcones para provocar cambios en empresas privatizadas.

 

Entre las palomas, figura Miguel Sebastián, asesor económico en La Moncloa, y el vicepresidente económico Pedro Solbes. Estos son partidarios de no provocar batallas que siempre pueden molestar a los inversores de los mercados financieros y advertir a las grandes compañías que cuenten con el regulador, es decir, el nuevo Gobierno.

 

¿Quién va a ganar? Pues, por el momento, todo indica que las palomas. Zapatero tiene muchos frentes abiertos y no está dispuesto a plantear batallas que podría perder. Sin embargo, Magdalena Álvarez, por ejemplo, es una especialista en la utilización de cajas de ahorro, siempre tan sensibles a los poderes autonómicos, como palancas para provocar cambios en las cúpulas empresariales.