Se ha cumplido la amenaza. La marcha prevista para el 28 se había atrasado al 30. Y este miércoles 30 de noviembre se ha cumplido la amenaza. Han salido a las carreteras y han provocado cortes en varios puntos de diferentes CCAA. El modelo es el francés: paralizar el país. Desde el Gobierno se observan los movimientos con gran preocupación. Dicen estar dispuestos a negociar, pero no bajo la presión de las movilizaciones.
Los agricultores por su parte han descubierto que ante la debilidad de este Gobierno, es el momento de la reivindicación. Los antecedentes de los transportistas y pescadores han animado el espíritu reivindicativo. Ahora o nunca. Y ya puestos, nada de soluciones coyunturales. Los agricultores defienden las medidas estructurales, esas que puedan consolidar en caso de que se produzca un cambio de gobierno.
Argumentan que es el único sector económico que ha sufrido pérdida de rentas en los últimos años. Además, el envejecimiento del sector amenaza con la inexistencia de relevo generacional. Por eso exigen el gasóleo profesional, un gasóleo sin gravamen que para algunas explotaciones resultaría vital. Se apoyan además en que el gobierno defendió esta exención cuando se encontraba en el gobierno (ver adjunto páginas 1021 y 1022)
Desde el gobierno se argumenta sin embargo que eso no es viable según los acuerdos del Ecofin. En todo caso, Agricultura tiene ahora un problema. Y la unidad entre las tres asociaciones (ASAJA, UPA y COAG) ha funcionado, cosa que era dudosa hace unos días, porque el gobierno iba a tratar de romper la unidad de acción. Si pueden quedarse en casa, mejor. Los agricultores han amenazado con cortar las carreteras en 200 puntos.