Dentro de la campaña de propaganda que lleva a cabo el Gobierno a favor de la ley del aborto -Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) la quieren llamar-, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, ha vuelto a meter la pata y señaló que una joven de 16 años puede "ponerse tetas" sin que sus padres lo sepan, razón por la cual también pueden abortar sin consentimiento paterno cuando se apruebe la nueva Ley.
Asimismo, aseguró que la IVE (es como llama al aborto), estará incluida en el Servicio Nacional de Salud y se garantizará en todo el territorio. "El Estado tiene la obligación de dar mayor garantías jurídicas a las mujeres y a los profesionales", añadió. ¿Quiere esto decir que no se permitirá la objeción de conciencia a los médicos ni al personal sanitario?
¿Qué pensar de Aído, además de la muestra que da de una actitud inquisitorial e intolerante, impropias de una democracia? Parece que el Gobierno necesita a alguien que se deje utilizar para desviar la atención, dispuesta a recibir en su trasero los golpes que pueda merecer el Presidente por su mala o nula gestión.
Antes era Maleni; ahora, la Bibi. ¿Es que, para esta gente, cualquier argumento es válido con tal de distraer? ¿Puede continuar como ministra una mujer que afirma que el feto humano no es un ser humano o, como en este caso, equipara el feto humano a la silicona de las tetas?
Sólo le faltaba ahora, a la Bibi, hablar de tetas. ¿Cuál será la próxima?
Jesús Domingo Martínez
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