Más de un labriego se está forrando gracias a las empresas de telecomunicaciones.
Los manuales de postgrado advierten a los yupis que gestionan estas compañías que para una mejora de servicios no debe tener inmuebles en propiedad sino en alquiler. El inmovilizado es cosa perversa.
Ahora bien, la teoría general debe atender a la casuística. Nos encontramos con que los cerros y peñascales, sitio idóneo para colocar una antena, no le sirven la propietario rústico para otra cosa que para alquilarlos a las telecos. En otras palabras, especialmente en la España interior, el precio medio de esos roquedales está en los 1.000 euros la hectárea. Pues bien, las telecos están alquilando, en lugar de comprar, no una hectárea, sino unos cuantos metros cuadrados y la correspondiente servidumbre de paso, a un precio medio de 7.000 euros anuales.
Más de un labriego ha conseguido una segunda pensión gracias a los MBA. Lo que es bello e instructivo.