Algo es algo: sustituimos la politización por el corporativismo. Mejor sería que los órganos judiciales, incluso determinados jueces, fueran elegidos por los ciudadanos y, en paralelo, fomentar más el uso del jurado popular.
No hay que tenerle ningún miedo a la justicia popular porque cualquier lego en la materia tiene tan claro como un magistrado o un fiscal si alguien es inocente o culpable. Que el sistema procesal y la aplicación de la norma sea competencia de un experto es lógico, pero no la aplicación de la justicia. ¿Miedo al jurado? Las veces que he tenido que comparecer ante un juez siempre he tenido la sensación de encontrarme con un entendido que, por ello, anda más lleno de prejuicios que el profano y es más proclive que ése a anteponer la norma al sentido común.
Renovación de la elección de los miembros del Tribunal Constitucional. ¿No sería mejor eliminar el Tribunal Constitucional? Sí, hacerlo desaparecer, suprimirlo, volatilizarlo. ¿No puede hacer la misma labor el Supremo y así nos ahorramos millones de euros y cientos de trifulcas?
Se cobrarán tasas en segunda instancia. Hombre, más lógico sería que, al menos el acusado, no tenga que pagar los gastos de procuraduría y otras gabelas. A fin de cuentas, no es él quien ha demandado, sino el otro. Y ya puestos a ahorrar: ¿Qué pasaría si suprimiéramos a los procuradores?
Gallardón asegura que modificará la ley de aborto para que las menores de 18 años deban pedir permiso a sus padres para abortar. Otra reformita de la derecha tibia, es decir, del Partido Popular. Mire usted, lo de los 16 años es un punto negativo de una ley toda ella negativa, una ley que eleva el asesinato del inocente a derecho humano, que es algo como lo de elevar el crimen a la categoría de arte, aunque arte subvencionado, eso sí.
Pero tratándose del inefable ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón -el mejor cliente mundial de la píldora abortiva Postinor (laboratorios Bayer)- el nivel de cinismo no podía quedar ahí. Sin despeinarse, el ex alcalde de Madrid aseguraba que esta reformita de la ley Aído constituye la muestra fehaciente de que el Partido Popular defiende la vida. Él es así.
En materia moral, Rajoy se parece mucho a Zapatero en el terreno económico: lo suyo son las reformitas. En ese mismo escenario moral -por ejemplo, en materia de aborto-, ZP era un ultra, pero a los ultras sólo se les puede enfrentar la radicalidad de la verdad.
Eulogio López
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