Con mucho retraso sobre la fecha marcada y por menos cantidad de lo previsto: la titulización de la deuda prevista para septiembre ha recibido el visto bueno del Gobierno, aunque serán 3.000 millones y no 5.000 millones de euros. La titulización no sólo significa que queda un 40% pendiente, sino que supone el 17% del déficit previsto para final de año.
A la mala noticia del retraso y la reducción, se suma la situación de España. Independientemente de la marcha de sus empresas, el mercado no ve con buenos ojos nada que proceda de nuestro país. En este caso, el aval del Estado parece más un lastre que una ventaja. Por el momento está pendiente la decisión del BCE sobre la consideración de estas titulizaciones como activos de alta calidad, lo cual sí favorecería su colocación a precios más razonables.
Mariano Tomás
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