Decíamos anteayer que el peronismo imperante que ha forjado el cuerpo -no el alma, afortunadamente- argentino del último medio siglo, no logró hacer presa en el jesuita Bergoglio. Decíamos ayer que el obispo Bergoglio supo superar un peligro aún mayor: la soberbia jesuita de finales del siglo XX y comienzos del XXI, así como sus 'afición' a la pobreza -porque no se puede hablar de amor a los pobres-.

Todo ello siguiendo la obra, verdaderamente aconsejable del periodista argentino Armando Rubén Puente, La vida oculta de Bergoglio, hasta ahora, sin duda, la mejor biografía del Papa Francisco (en la imagen).

la vida oculta de francisco Al final, el capitalismo financista, que es el sistema económico y social vencedor en el siglo XX e imperante en el siglo XXI, se ha llevado el gato al agua. No hablo de liberalismo, que implica la noble defensa de la propiedad privada y en lo que coincide con la doctrina social de la Iglesia. Hablo de capitalismo y, encima, de capitalismo financista, del imperio de la especulación financiera como motor de la política, de la economía y de la sociedad actuales. El liberalismo económico -he dicho el económico- no es anticristiano; el capitalismo financista sí.

En cualquier caso, ¿cómo le pagaron a Bergoglio los perdedores, ante los poderes financieros, es decir, los progres de la teología de la liberación, los desvelos del hoy Papa Francisco por asegurarles la vida y por ayudarles de cualquier forma Pues como era de prever: a bofetadas. En primer lugar no hizo lo suficiente contra la dictadura militar (contra la barbarie montonera no hacía falta que hiciera nada para justificar su imagen: los salvajes de la ultraizquierda son gente de bien: asesinan a mansalva con una causa lógica).

En el mejor de los casos, los ayudados por Bergoglio -a muchos les salvó la vida- están dispuestos a aceptarle entre los buenos, pero, ojo, con condiciones. Puente recoge los comentarios del jesuita español José Luis Caravias, alumno del padre Llanos y de Díez Alegría, sobre Bergoglio. El muchacho Caravias está dispuesto a juzgar benévolamente al Papa si sus reformas son creíbles. Ya saben: Rey soberano será si hace nuestra voluntad.

Pero volvamos a la derrotada teología de la liberación, no frente a la doctrina social de la Iglesia, que hubiera sido lo deseable sino frente al capitalismo financista.

Cuenta Puente cómo el general pinochetista Manuel Contreras reunió en Santiago de Chile, en 1975, a los responsables de seguridad de Bolivia, Brasil, Uruguay, Argentina y Paraguay. Contreras pasó 15 días en un cursillo acelerado de cabronería en la central de la CIA en Langley (Virginia), en un cursillo acelerado de homicidio a gran escala. Allí se fraguó el Plan Cóndor: colaboración a seis bandas. Tú matas a mis opositores y yo mato a los tuyos.

Lo más curioso de todo es que se atribuye a Henry Kissinger la idea de implementación del Plan Cóndor. Precisamente a él, hoy oráculo do la paz, frente del pacifista Nuevo Orden Mundial (NOM), Bilderberg incluido, apóstol de la concordia y el entendimiento entre los pueblos y más allá, mucho más, del lamentable y anticuado enfrentamiento entre izquierdas y derechas.

En ese ambiente desarrolló su tarea apostólica Bergoglio. Es lógico, por tanto que sepa de las maldades de la izquierda y la derecha, así como su predilección por los débiles. Pero no pretendamos hacer de Francisco lo que no es.

En cualquier caso, el libro de Puente hay que leerlo. Porque yo digo las cosas, pero él las demuestra.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com