Mi amigo tiene un hijo de los que hoy se califican como hiperactivo, es decir un chaval que no es retrasado pero que sufre una minusvalía. Acude a uno de los centros de la Comunidad de Madrid responsables de certificar su situación, con el fin de que pueda acceder con más facilidad a un empleo para discapacitados.
Se trata de un certificado que otorga el sector público, naturalmente previo examen psicológico. Pues bien, tras entregar los papeles el funcionario le dice que el psicólogo recibirá al chaval no antes de seis meses. No hace falta protestar: mi amigo exhibe una cierta sorpresa pero no hace falta preguntar nada. El burócrata tiene la respuesta:
-Es por culpa de los recortes. No tenemos psicólogos.