Se me olvidó comentar otra de las grandes ideas del Gobierno en materia fiscal: un tributo sobre los depósitos bancarios. Entramos así en el terreno de las más insignes grosen chorradem.
Po decirlo de alguna forma, los bancos hacen dos cosas distintas, un primer grupo de actividades bonísimas y un segundo grupo de actividades perfectamente suprimibles y moralmente reprobables.
El primer grupo de actividades apuntan al bien común, las segundas a la especulación. Entre las primeras se cuenta la de los depósitos bancarios, que facilitan mucho la vida de la gente, además de ofrecerles una remuneración por sus ahorros. Además, con esos depósitos se conceden préstamos para comprar casas, poner en marcha negocios, etc. Es decir, una actividad que mira al bien común de la sociedad y que facilita la vida actual, de suyo muy bancarizada. De hecho, los accionistas de todo banco o caja de ahorros, deberían ser los impositores Es lo más lógico, dado que la banca sólo se dedica a vender tiempo y consigue concentración de capitales gracias a esos impositores. Imponer un tributo a tan estupenda actividad es verdaderamente una de las mayores estupideces que he escuchado nunca, además de constituir un instrumento para que la gente esconda el dinero en el calcetín, con lo que ni el ahorro se remunera ni se fomenta la inversión.
Luego está el segundo grupo de actividades, las especulativas, que consisten en crear un casino que ofrece liquidez a los jugadores -y sobre todo al dueño del casino, al intermediario, y que en el mejor de los casos es inútil para la economía real y en el peor la fastidian bastante. Hablo de intermediación bursátil, titulizaciones, CDO, derivados, venta a corto, intermediación en deuda pública y en divisas, etc. Por eso, el Nobel de Economía James Tobin propuso un impuesto sobre la especulación con divisas. Lógico: si el especulador no aporta nada a la sociedad y además molesta bastante, lo mínimo que puede hacer es pagar un impuesto que, no sólo aporte algo a la sociedad, sino que, además, le disuada de no pasarse.
Por tanto, la tasa Tobin es muy acertada para castigar la especulación; la tasa sobre los depósitos bancarios es una tasa injusta y estúpida.
Eulogio López
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