Zapatero tiene el apoyo del PSOE y de sus satélites en el Congreso, pero la sociedad civil se ha expresado contundentemente contra la rendición ante los terroristas. Nada más anunciarse el inicio de las negociaciones con ETA, la plataforma Rosas Blancas por la Dignidad convocaba una nueva velada ante el Congreso de los Diputados. A pesar de la inmediatez y espontaneidad, o quizás precisamente por eso, unas mil personas respondieron a la llamada. Guarden la imagen del día para la historia: rosas blancas ensangrentadas al pie de los leones, el icono de las Cortes ante las que Zapatero no anunció la negociación.
Tampoco han dado su visto bueno los principales afectados, las víctimas, que en su comunicado calificaban de lamentable el hecho de que el Presidente haya decidido ceder al chantaje y a las amenazas de quienes hace tan sólo dos semanas amenazaron a Francia en el caso de que dicho país no reconozca sus reivindicaciones. Por su parte, la Fundación Unidad Diversidad ponía los puntos sobre las íes advirtiendo sobre el significado de un acuerdo entre ETA y el Gobierno, especialmente cuando los terroristas no han dejado realmente de sembrar el miedo. El Centro Jurídico Tomás Moro criticó en una nota a los medios la despótica arbitrariedad de la decisión gubernamental e insistió en que a la ciudadanía sólo le queda la rebelión cívica. La cuestión ahora es si al prisionero de La Moncloa le van a llegar los gritos de la calle.