Tres de cada cuatro estadounidenses consideran que el presidente debe tener sólidas convicciones religiosas

Obama y McCain compiten por captar el voto según diferentes perfiles sin perder el apoyo de otros. Deben pues combinar la simpatía de blancos y negros sin ofender a los hispanos, contentar a los trabajadores y a los empresarios y satisfacer a los de la ciudad al tiempo que no defraudan a los del campo.

Tampoco pueden soslayar la cuestión religiosa en un país donde se ha consignado el "Confiamos en Dios" como divisa del billete de dólar. En Estados Unidos tres de cada cuatro ciudadanos piensan que el presidente debe tener sólidas creencias religiosas. Y aquí el asunto es más difícil porque la honestidad del político se mide con su propia coherencia vital. El relativismo puede funcionar en los discursos, pero se cae en su práctica. Así, Barack Obama se presentó ya en las primarias como el hijo de unos padres agnósticos que a los 26 años "descubrió que el espíritu de Dios le llamaba" y se bautizó. Entre turbantes y predicadores, el 11% de los encuestados por Newsweek afirmó que Obama es musulmán y el 22% no se atreve a definir a qué religión pertenece el candidato demócrata. Mientras, los musulmanes le ven como un apóstata y los católicos no acaban de confiar en él.

Su oponente, John McCain no le gana en coherencia. Fue episcopaliano primero y se cambió a la Iglesia baptista tras casarse con su segunda mujer. Ni evangélicos ni católicos saben muy bien qué valores defiende McCain, por lo que no acaban de definir su voto. Más información en Yoinfluyo.