Francisco González, presidente del BBVA, lo acaba de repetir no hay problemas en el horizonte para el grupo bancario español... por lo que no hay ninguna razón para reducir plantilla, ni para ningún expediente de regulación de empleo, al menos en España, donde trabajan algo más de 30.000 personas.
Además, no es necesario. Tanto FG como su colega, Emilio Botín, tienen en mente una banca del futuro, que ellos no vivirán pero preparan con entusiasmo: la banca sin empelados. El gran invento del BBVA para precarizar el empleo ha sido la externalización interna. Es el llamado Plan Velázquez -el eximio pintor no tiene culpa alguna aunque los trabajadores del banco señalan a meninas y bufones- por el que se pretende externalizar todo el trabajo de las sedes corporativas. Pero no en Madrid o Bilbao, no, sino en Málaga. En esta ciudad se ha creado la empresa OP Plus, que realiza tareas antes ejecutadas en las sedes centrales. Ojo, OP Plus es 100 por 100 BBVA, pero se entiende que es una subsidiaria no adscrita al convenio de banca. En plata: sus 650 trabajadores -pero que podrían llegar a ser 5.000, según los maravillosos planes de Ángel Cano, otro duro de los Recursos Humanos- cobran la mitad que el empleado del BBVA que antes realizaba su trabajo. Bueno, parte de su trabajo, porque se pasa en las oficinas más horas. Ya lo saben, externalización interna. Naturalmente en Málaga, a 500 kilómetros, por aquello de que ningún veterano quiera trasladarse y, suponemos, en vistas a la conciliación de la vida laboral y familiar.
Naturalmente, a medida que crece OP Plus se jubilan y prejubilan empleados con convenio de banca. Para 2008, están previstas 1.000 prejubilaciones. Y, también naturalmente, las exigencias para entrar en OP sin muchas: licenciatura, informática, inglés, etc.
Otra ventaja: fuerte rotación de empleo, porque pocos aguantan, y la rotación es el mejor arma para luchas contra los sindicatos.
El otro plan aún es más ambicioso y recibe el nombre de Clima: se trata de agrupar cuatro o cinco oficinas del BBVA en una (centros de banca comercial, CBC), desde donde se dan las órdenes y donde se gestionan toda la parte administrativa. En el resto, en los CBC, sólo se vende. De esta forma, se ahorran jefes y se convierte en comerciales a toda la plantilla. Este plan este previsto afecte a 18.000 de los 30.000 trabajadores que tiene el BBVA en España. Otra ventaja: la retribución fija disminuye proporcionalmente y aumenta la variable: si no vendes, no ganas y, en cualquier caso, ya puedes ser dócil porque tu retribución variable depende de tu superior inmediato.
Junto a ello la externalización habitual: Anteo, IBM, etc., realizan actividades que antes realizaban trabajadores del banco.
Vamos con el Santander. El arma favorita de Emilio Botín para precarizar el empleo y fastidiar a los trabajadores es la agencia -sucursal- colaboradora. Ahora mismo existen unos 1.800 agentes colaboradores, pero el objetivo del Grupo es llegar 3.000, con lo que podría ocurrir que estas franquicias encubiertas llegaran a ser más numerosas que las sucursales propias. Hablamos de una plantilla (Santander sin Banesto) de 20.000 personas.
Si uno observa una de estas agencias colaboradoras creerá encontrarse ante una sucursal del banco. La misma identificación, los mismos productos, idénticos anuncios. Sólo que el agente tiene su propia plantilla, que no tiene el mismo convenio que los empleados del Santander, claro está. Otra vez la externalización interna.
Y ojo, porque el problema ya ha comenzado y cabrá en los tribunales. Hasta ahora, cuando la inspección de trabajo ha abierto un expediente ha llegado siempre a la misma conclusión: los empleados de las agencias colaboradoras realizan el mismo trabajo que los de una sucursal del Santander. Por tanto, deben estar en el convenio de banca no en el convenio de consultora, como se les llama, y que presentan salarios de subsistencia.
Mientras tanto, lo llamativo en el Santander es que Enrique García Candelas ha pedido que se devengan el proceso de prejubilaciones porque no tiene gente con experiencia para sacar adelante su red comercia.
El Santander también ha externalizado sus funciones administrativas, informáticas etc. Pero, no se ha ido a Málaga. Se ha ido a Lisboa, que es más divertido. Así no hay peligro de que los veteranos acepten el traslado, y los recolocados allí cobran la mitad, con en el Santander. Y pretende crear otro centro de operaciones en Iberoamérica, para todo el continente.
Es la política antisocial de BBVA y Santander. Eso sí, FG cobra entre 5 y 9 millones de euros, con una pensión que ya supera los 60 millones y un blindaje que en 2010 alcanzará los 80 millones. Alfredo Sáenz, primer ejecutivo del Santander sale por los 8 millones de euros. No trabajan ni en Málaga ni en Lisboa.