Por ejemplo, como se trata de una publicación progresista., no podía faltar una encuesta. Asunto : ¿Qué piensan las mujeres de sí mismas y de los hombres? Ojo al dato :
1. ¿Quiénes crees que tienen mayor sensibilidad? Un 86,7% piensa que la mujer y un 5,1% que el hombre. Esto es como si realizas una encuesta en el Santiago Bernabéu, sobre le asunto : ¿Quién es mejor equipo de fútbol, el Madrid o el Barça?
2. ¿Cuál de los dos es más inteligente? Un 62,9% de las mujeres cree que la mujer, frente a un 5,9% que cree que es el hombre. Sinceramente, no puedo ni imaginarme por qué. Eso sí, un 31% ha tenido al delicadeza de no responder a la pregunta.
3. ¿Es la mujer más fuerte psicológicamente que el hombre? Naturalmente que es más fuerte. Al menos según un 58,7%. Pero las hay que optan por la exhibición de debilidad (asimismo desconozco con qué objetivo) y piensan que el hombre les supera en esto, en un 29,6%.
4. ¿Y quién tiene más capacidad de gestión? La mujer, claro : un 44,5% frente al 24%. Yo estoy totalmente de acuerdo, dado que gestionar el hogar es mucho más complejo que gestionar la General Motors, pero me temo que la encuesta no se refiere a ese modelo de gestión.
5. ¿Son más competentes en el trabajo ellos o ellas? Adivinen: un 42,5% considera que ellas, frente al 13,9% que cede la primacía al hombre quizás pensando en trabajos como la minería o la recogida de basura, donde la muestra estadística elegida no tiene ningún impedimento en reconocer, en un alarde modestia, que el hombre puede ser más útil en tales cometidos.
Se me ocurre que la única conclusión que puede sacarse de este estudio sobre el pensamiento femenino, es que las encuestas son un poco cretinas, pero debo callarme: la directora de la nueva publicación ha dicho que se dirige a la nueva mujer, lo que ya proporciona alguna pista.
Por otro lado, el reportaje más ensalzado de Yo Dona es La inevitable perennidad del ex, donde una beuna porción de famosas, modelos de mujeres triunfadoras, examinan a sus ex, porque, naturalmente, si son modernas y han triunfado en la vida tienen uno, dos o incluso tres ex. Algunas alargan la colección hasta límites insospechados, no se crean. Y, naturalmente, otro de los reportajes de la nueva creación de Pedro José lleva este título : Los medicamentos son sexistas. Palabra que no me invento nada. Es más, la entradilla del susodicho artefacto periodístico dice así. Ni la cándida aspirina se salva. Pero ella no tiene la culpa.- La razón: apenas se incluyen mujeres en las investigaciones de fármacos ¿Por qué? Entre otras cosas, porque serían más difíciles y más caras. Las consecuencias: peores tratamientos para nosotras y más reacciones adversas. ¡Si hasta prefieren las cobayas machos a las hembras!
Y esta semanario de la estupidez humana se presenta como un revolucionario producto, ya saben, la nueva mujer, y nadie, ninguno o ninguna, se atreve a decir que el emperador no sólo va desnudo, sino que tiene un sarpullido repugnante que le recorre toda la piel.
En el entretanto, el común de las mujeres vive su vida y ojean, me temo que hasta con desgana, estas manifestaciones tan estúpidas de sus presuntas modelos. Porque claro, el feminismo la doctrina más desgraciada de los últimos 100 años, no puede entender lo que cualquier mujer que camina por la calle podría explicarle: que lo que el mundo entiende por debilidad constituye la gran fortaleza de la mujer, aquello en lo que supera claramente al hombre: el ansia de amar y de ser amada, el afán por entregarse, y porque el otro se entregue a ella, el ansia de servir sin esperar nada cambio y, por eso mismo, ser servida.
Para el mundo, o sea para las feministas de Yo Dona, el amor es pura debilidad y lo que pregona es la feroz tristeza de la finitud y de la pompa, antes patrimonio de la soberbia masculina y ahora predio de mujeres desamarradas, que intentan glorificar su fracaso en el amor imitando lo peor del varón: su ambición de poder y su soberbia infinita.
Yo no sé quién ha engañado a un montón de mujeres que recuerdan la vieja expresión de Chesterton: 200.000 mujeres gritan: no queremos que nadie nos dicte. Y a renglón seguido, van y se meten a dactilógrafas. Una contradicción que oculta otra de mayor calado, la esencia misma del feminismo : No queremos ser víctimas del desamor: seamos verdugos.
No se pierdan el próximo sábado Yo Dona. Recuerden que la necedad es contagiosa.
Eulogio López