Sorprendidos se han quedado los observadores del trajín empresarial al contemplar a Ignacio S. Galán, nuevo presidente de Iberdrola, conceder entrevistas a diestra y siniestra, perdón a El País, El Mundo y ABC, todo a un tiempo.

El sucesor de Íñigo Oriol ha puesto deberes a todo el mundo, y ha marcado territorio : se ha alineado, un poco más, con la política del Gobierno Zapatero mientras ha considerado que el Partido Popular se nos está quedado fuera de juego en muchos temas, quizás demasiados. Galán está en contra de la OPA de E.ON y en eso se distancia del PP- y a favor de la de Gas Natural, y eso el acerca al PSOE. Se da la circunstancia de que su antecesor en el cargo fue siempre un hombre y una familia, muy cercana a la derecha.

Eso sí, Galán es el primero que empieza a ver perdida la opción de la OPA, o que, al menos, considera que todas las opciones son posibles. De ahí su obsesión por seguir creciendo, también en el terreno de la energías renovables. No nos confundamos: Galán ni es de izquierdas ni es ecologista: es un vendedor exitoso que no soporta estar en compañías paradas. Hay que reconocerle que le ha dado la vuelta a Iberdrola y que, creyente ferviente en la energía nuclear, se ha mantenido tan lejos de ella como le era posible y tan próximo a la energía eólica como el Gobierno deseaba. El Gobierno Zapatero el ultimo, claro-, está a punto de cambiar y regresar a la pérfida energía nuclear lo hará tarde y mal, pero lo hará-. En ese momento, Galán indicará que Iberdrola va por delante de Endesa, Fenosa y compañía, con varios cuerpos de ventaja.

Galán es, ante todo, un empresario. O sea, un profesional.