Sr. Director:

En el mes dedicado a los fieles difuntos, el Papa ha impartido una catequesis sobre el tema de la muerte que, por su trascendencia e importancia, debería ser recordada por todos los que vivimos inmersos en medio de la barahúnda de futilidades que constituyen nuestro acontecer diario.

Desde una visión de fe, dijo el Papa que «no hay que tener miedo de la muerte del cuerpo, pues es un sueño del que nos despertaremos un día». «La auténtica muerte, de la que hay que tener miedo, es la del alma --alertó--, llamada por el Apocalipsis segunda muerte.Quien muere en pecado mortal, sin arrepentimiento, cerrado en el orgulloso rechazo del amor de Dios, se autoexcluye del reino de la vida».

El sucesor del apóstol Pedro invitó a quienes le escuchaban, a prepararse «serenamente para dejar este mundo, cuando Él quiera llamarnos, con la esperanza de poder permanecer eternamente con Él, en compañía de los santos y de nuestros queridos difuntos». He aquí una incontestable verdad, por lo general muy olvidada, capaz de hacernos dar un sentido auténtico a la vida de cualquier persona.

Miguel Rivilla San Martín

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