Podría suponer una mordaza para temas como los GAL y los fondos reservados

La situación está como sigue. La reunión entre las cuatro asociaciones judiciales y el ministro Bermejo ha vuelto a quedar en tablas. Los jueces sostienen que sin más medios materiales y sin que se les garantice que van a poder seguir controlando la agenda de señalamiento no hay acuerdo. La razón es sencilla. Por una parte, los jueces temen que el ministerio les duplique los actuales señalamientos. Algo inviable habida cuenta de que la justicia ya está sobresaturada. Y nada recomendable si queremos gozar de una justicia de calidad.
Pero por otra parte, hay un tema mucho más preocupante: la independencia judicial. Si la agenda de señalamiento recae en manos de los secretarios judiciales, funcionarios del Ministerio de Justicia, es posible que casos como los GAL, los fondos reservados o Ibarretxe no fueran juzgados nunca. Por eso entre los jueces hay quien considera que Bermejo -juez de profesión- no puede alegar desconocimiento, sino más bien espíritu sectario y fascista.
Los ánimos están más que encendidos. El hartazgo es monumental. La olla a presión está estallando y eso es lo que explica que las juntas de jueces hayan ido más lejos que las asociaciones. Cada vez que habla el ministro, hay más juntas de jueces que se suman a la huelga; El ministro no hace sino crispar y agravar el problema.