Esta es la historia del programa matinal, programa estrella, de Radio 10. Me piden que salga a antena desde Madrid para hablarles sobre la "corrida bancaria" que está sucediendo en España, lo cual ya me ofrece alguna pista. Corrida es, para los porteños, corralito y pánico en las puertas de los bancos.
Me reciben con un minieditorial previo sobre "el orgullo de ser argentino", lo cual me parece estupendo. El patriotismo que no deviene en patrioterismo, es decir, que no termina en la incapacidad de criticar a la patria cuando comete errores o en el prurito nacionalista de sentirse superior a los foráneos, constituye una de las grandes virtudes olvidadas.
Comienza la conversación y me dicen que resuma el 'corralito' que vive España. Explico que aquí no hay ningún corralito, por dos razones:
1.Los españoles pueden retirar su dinero de cualquier banco, incluida Bankia.
2.Porque lo peor del corralito argentino no fue el bloqueo de fondos -que no fue total, se podían movilizar mediante tarjeta-. Lo peor fue que el Gobierno rompió la paridad dólar-peso, para pasar a un cambio 1 a 3. En otras palabras, que si usted tenía 100 pesos en el banco, de la noche a la mañana se convirtieron en 33. Le robaron dos terceras partes de sus ahorros.
Al locutor no le gusta mi respuesta y ataca de nuevo:
-Lo que ocurre es que ustedes gastaron más de lo que podían y ahora tiene que ser rescatados.
Le explicó que tampoco, que el problema de España no es Bankia, sino la deuda soberana y que los problemas europeos, aún más que la especulación privada, es la especulación pública de gobernantes que endeudan a sus países para conseguir votos en forma de prestaciones públicas… hasta llevarlos a la ruina.
El conductor del programa se enerva por momentos:
-¡Ya! O sea, que la culpa es de los políticos.
-En efecto –concluyo.
Pero es evidente que no era la entrevista que la estrella de la radio esperaba, así que me despide con cordialidad diplomática y presurosa: no dejes que la verdad te estropee un buen titular. Otro que ha confundido Estado con Gobierno y patria con casta política.
España ha vivido en estado de pánico durante toda la semana. En primer lugar, por la injusta prima de riesgo, pues los analistas de las grandes firmas pertenecen al universo anglosajón y tienen mucho en interés en la asfixia financiera de España.
En segundo lugar por Bankia, donde ciertamente, se han hecho las cosas mal. Mire usted señor Luis de Guindos, cuando se interviene un banco, o se nacionaliza, o se sanea con dinero público, el golpe se da en viernes por la tarde, al cierre de mercado (17,30 horas), se asegura a los depositantes –que es por quienes usted debe velar, no por los accionistas- que no deben albergar ningún temor y que el Estado asegura 100.000 euros por depositante y entidad en caso de quiebra y, en sábado por la mañana, se produce el relevo del nuevo equipo directivo. El lunes abre las puertas un nuevo banco.
Personalmente, pienso que lo único que tiene que hacer un Gobierno es asegurar el dinero de los depositantes y si un banco quiebra, pues que quiebre y si los directivos tienen responsabilidades penales, pues al banquillo.
Lo que no puede ser es que se vivan escena como la relatada por La Vanguardia. Eso es lo propio de un país de locos y lo que da pábulo para que las estrellas radiofónicas argentinas hablen de "corrida bancaria", en lugar de hablar de la corrida de San Isidro.