Aún sintiéndome española por los cuatro costados y amando a mi nación como la que más, en el fondo me he alegrado de que Madrid no haya sido elegida para organizar los Juegos Olímpicos de 2012. ¿Por qué? Porque, desde hace poco más de un año, tenemos un presidente que ansía permanecer en el poder a toda costa, gobernando en base a sus propias convicciones.
Orquestado por políticos como el señor Ruiz-Gallardón, Zapatero se ha creído poder conquistar Europa, América y el mundo entero si es preciso con tan sólo una de sus gélidas sonrisas. La elección de Londres como ciudad olímpica es toda una cura de humildad para algunos como ZP y el alcalde de Madrid, y una buena pista indicativa de que la política antiterrorista del gobierno no va por buen camino. Injusto es que esa cura de humildad la tengamos que sufrir todos los que, desde un principio, sabemos que Zapatero no trabaja por España, sino para los que piensan como él. Y ya se sabe: lo que se siembra, se recoge.
Patricia Bausá Cardellach
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