Los mercados parecían castigar la permanencia de Berlusconi, presionado también por sus aliados para que dimitiera. Al primer ministro italiano se le acabaron los apoyos y ha prometido su dimisión en cuanto se aprueben las reformas económicas. Pero las Bolsas se muestran ahora desconfiadas y enseñan su peor cara. Milán, la más próxima geográficamente, llegó a caer un 4%.
También la prima de riesgo: el diferencial de la deuda italiana con la alemana supera los 570 puntos y hace saltar todas las alarmas sobre un rescate. En el mercado secundario, la deuda italiana alcanza una rentabilidad por encima del 7,42%. Los indicadores italianos echan humo y la palabra "rescate" resuena en Europa.
La situación griega no ayuda demasiado. Sus dudas iniciales sobre la formación de un nuevo gobierno para llegar hasta las elecciones de febrero contribuyeron a las caídas.
Pero solo la actuación del BCE lograba frenar el problema. El organismo que preside Mario Draghi ha dedicado la mañana a comprar agresivamente deuda europea para evitar el batacazo. Al cierre de esta edición, el Íbex caía un 2,5%.
Mariano Tomás
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