De hecho, ambos emplean los mismos sistemas, en Iraq o en Afganistán. Ejército contra terroristas, cuando lo que hay que emplear contra el terrorismo, cuya nota principal es que utiliza a la población civil como escudo, es la información y la justicia social. Recuerden el magisterio de Juan Pablo II en política internacional, es decir, del hombre que con más ardor se opuso a la guerra de Iraq: no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón (es decir sin arrepentimiento, sin reconciliación). Derrocar a Sadam es fácil, lo difícil es evitar que no vuelva otro Sadam con odio a occidente, a la civilización cristiana. Derrocar a los talibanes es fácil, lo difícil es evitar que vuelvan otros talibanes con razones para odiar a Occidente, es decir, a la libertad de los hijos de Dios.
Obama no está ayudando a Paquistán y Afganistán salvo con el envío de soldados, que no van a repartir bocadillos, precisamente. Y así, su secretaria de estado, la cínica Hillary Clinton ha tenido que pedir perdón por las víctimas civiles ocasionadas por las tropas norteamericanas. Con ello, están dando argumentos a los talibanes y a Al Qaeda... que tampoco necesitan muchos.
Eulogio López
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