Kirchner respira contento, y los bancos incluso exigen a los argentinos que les devuelvan su dinero

 

Les llamó por su nombre de pila: "Ladrones". Ocurrió el martes, toda vez que la Corte Suprema argentina, máxima instancia de apelación, decidió dar el visto bueno al Corralito y, sobre todo, a la posterior pesificación. Poco después, el empresario y cómico (imprescindible la conjunción) Nito Artaza, líder de los ahorradores, se plantó en el Palacio de Justicia de Buenos Aires. Sólo les recibió el secretario del Tribunal, por lo que procedieron a incendiar unos cuantos papeles en el vestíbulo. Si hubieran sido piqueteros…

 

Sin entrar en detalles, la pesificación supuso pasar de 1 dólar=1 peso a 1 dólar=3 pesos. En otras palabras, los ahorros de los argentinos depositados en bancos se redujeron a la tercera parte. Más que efecto multiplicador hay que hablar de efecto  divisor.

 

Pero, ojo, se trataba de una pesificación asimétrica (como el federalismo asimétrico de Pascual Maragall, más o menos). Es decir que afectaba al pasivo bancario, que no a su activo. Así, el cliente que debía un crédito al banco continuó pagando lo mismo, pero el que tenía sus ahorros en ese banco perdió.

 

La decisión de la Corte Suprema es gravísima en otro sentido, además del de romper cualquier atisbo de seguridad jurídica en el país. Porque ahora los bancos, entre ellos los españoles SCH y BBVA, se disponen a perseguir a aquellos depositantes que, amparados en fallos judiciales (a los que ahora ha desautorizado la Corte Suprema), habían logrado que se les pagara, si no lo que les correspondía, algo similar. Ahora son los bancos quienes van a perseguir a esos pocos agraciados con la vara de la justicia, por un valor que puede aproximarse a los 1.000 millones de euros.

 

El Estado, por su parte, emitió unos bonos, que bien pueden calificarse de basura. Además, si se hubiera fallado en contra (tal y como aconseja el sentido común) lo cierto es que los bancos se habrían revuelto contra el Gobierno Kirchner. En otras palabras, los bancos están felices con la tropelía judicial… y Néstor Kirchner aún más.

 

Otra consecuencia es la desconfianza en la justicia del argentino, ya bastante acentuada. Ahora, al pueblo argentino no le cabe la menor duda: la justicia argentina, especialmente su cúpula, la Corte Suprema, está politizada y podrida. De otra forma, resulta imposible entender este fallo.

 

Kirchner está logrando situar a la Argentina en pleno proceso de descomposición.

 

¿Qué hubiera ocurrido en un país europeo si de la noche a la mañana los ahorros bancarios de los particulares se hubieran reducido a la tercera parte? ¿Una revolución social?