El dictador guineano Teodoro Obiang se ha marchado de España, muy enfadado con los partidos políticos y los medios informativos que han criticado sus violaciones de los derechos humanos. Algo en lo que ha coincidido con el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, quien, una vez más superado por los acontecimientos, ha retado al mundo a que le señalen otra línea de actuación que no se la ayuda española al dictador de la ex colonia (no citamos que esa ayuda se realice a cambio de petróleo; esto sólo lo sospechamos).

Pus es muy sencillo. En lugar de decretar ayudas de las que no se van a beneficiar los guineanos sino el Régimen corrupto y salvaje de Obiang, lo lógico sería que apoyara, también con medios, a los opositores democráticos a la tiranía africana, apostando por un gobierno en el exilio que prepare una transición a la democracia.

Y lo tiene bien cerca: ese Gobierno en el Exilio puede dirigirlo Severo Moto, el opositor histórico de Obiang que vive escondido en España dado que el Gobierno Zapatero le retiró la inmunidad diplomática y no sería la primera vez que los sicarios de Obiang intentan matar en España.