Una doctora comentaba tiempo atrás que la batalla por la vida se perdió el día en que los manuales de medicina comenzaron a definir el aborto como un método de planificación familiar. Cuando la bestialidad es aceptada en los libros de texto, en efecto, algo grave está ocurriendo. Aún más grave parece que Wikipedia, la enciclopedia de Internet, supuestamente la libertad suma, el compendio del saber democrático, haya prohibido cualquier referencia a concepto como el de asesinato u homicidio en el campo semántico de la palabra aborto. Es decir, que ha prohibido la verdad en una definición. Pero no: la batalla no está perdida, porque los hechos y las futuras generaciones contemplarán la actual época abortista de la humanidad como una época más de barbarie en la historia. No hay que ser deterministas. El aborto volverá a ser considerado lo que es: el asesinato del más inocente, del más débil. En el entretanto…

 

En el último número de la revista oficial del Colegio de Médicos de Madrid se incluye una tribuna titulada "Anticoncepción de emergencia: dentro de la ley" donde se hace campaña de la píldora del día después (PDD), o píldora postcoital, y se censura a aquellos galenos que optan por no prescribirla por razones sanitarias y de conciencia. El artículo está firmado por Concepción Martín Perpiñán y José Manuel Béjar, miembros de la Asociación Madrileña de Planificación Familiar, asociación que forma parte de la Federación Española de Planificación Familiar, rama española del gran lobby abortero mundial, el IPPF.

Casualmente, la Federación Española recibe fondos de la farmacéutica Schering, especializada prácticamente en monocultivo a la industria anticonceptiva. Por supuesto, Schering comercializa la PDD en España, a través de su marca Postinor, y el alcalde de Madrid, Ruiz-Gallardón, es uno de sus principales clientes. ¿Puede considerarse independiente el trabajo de unos médicos que avalan el producto de su patrocinador?

Martín Perpiñán y Béjar, señalan que la PDD "no tiene contraindicaciones absolutas" y que sus efectos secundarios son escasos. No dice lo mismo su prospecto, donde se advierte de los graves riesgos del pelotazo hormonal. Además, varios farmacéuticos ya señalan en privado el alarmante incremento de menopausias tempranas en mujeres consumidoras de la famosa píldora postcoital. No es verdad como aseguran estos médicos patrocinados que "haya estudios que demuestren que no hay una mayor incidencia de patologías". Pero no hay que asustare. El mercado de la muerte es la crónica de una permanente mentira. Hablando de mentiras, para "demostrar que la PDD no es abortiva, los firmantes aluden a la píldora anticonceptiva tradicional, pues la PDD se basa en el mismo tipo de aplicación. Dicen los doctores en la revista del Colegio de Médicos: "La práctica de la AE (anticoncepción de emergencia, como los aborteros gustan llamar al postcoital) no es nueva, ya que se utiliza desde finales de la década de los 70: se administraba entonces una dosis mayor de lo habitual de las píldoras anticonceptivas convencionales; esta era la llamada "Pauta de Yuzpe", con mayores efectos secundarios que la actual medicación". Pero eso no demuestra que la postcoital no sea abortiva, sino que la píldora anticonceptiva tradicional, según la intensidad de la aplicación, puede ser abortiva… como puede serlo la postcoital. Esta es la gran mentira de los mercaderes de la muerte: que los anticonceptivos que se venden en cualquier farmacia o pueden provocar la muerte del feto: sí que pueden, dependiendo de cada caso, pero la píldora anticonceptiva puede ser abortiva… como lo es la PDD.

Y así llegamos a la almendra del artículo de marras, prestigiado por el mismísimo Colegio de Médicos: cuando afirman "con rotundidad" que la píldora del día después no es abortiva. ¿Razón? "No actúa si la gestación ya se ha implantado". Mucho ha debido de trabajar Schering para que Martín Perpiñán y Béjar afirmen que "desde el punto de vista médico no hay gestación si no ha habido implantación del óvulo fecundado en el útero". A ambos galenos se les olvidó asistir a clase ese día, porque en el 100% de los libros de embriología humana se afirma que la vida comienza en el momento de la fecundación del óvulo; no en el momento de la implantación. La afirmación de Martín Perpiñan y Béjar es la realizada por la OMS, que, como todo el mundo sabe, no es una organización científica, sino política. Semejante definición de la agencia de Naciones Unidas permite legalizar el aborto químico a través de la PDD –que es la actual tendencia del aborto- y la investigación embrionaria en placas de laboratorio. No está mal. En cualquier caso, el argumento de la implantación –el mismo que ha llevado a la ministra de Sanidad, Elena Salgado, a afirmar con rotundidad que el ser humano comienza a existir el día 14 (se ve que le gusta el número, que no deja de ser más simpático que el 13)- resulta más ridículo que bailar la música del telediario. ¿Acaso dejamos de ser seres humanos cuando nos movemos? ¿Acaso se modifica nuestra esencia?

Pero es que además, los propios Martín Perpiñán y Béjar reconocen acto seguido que la PDD actúa "impidiendo la maduración de la capa interna del útero y de este modo impedir que, en el caso en que se hubiera fecundado el óvulo, éste se implante en el útero". ¿No es esto un aborto? Da igual. Agárrense a la OMS y sigan facturando.

Y encima estos galenos/comerciales pretenden ‘vendernos' que la patrocinada Asociación de Planificación Familiar es una ONG "comprometida en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos". ¿Qué tendrán que ver los derechos sexuales con la promoción del aborto? ¿Es un derecho reproductivo sufrir la pérdida de un hijo de forma violenta mediante el aborto provocado? No, no es un derecho lo que no comporta salud a la mujer sino muerte a su hijo.

Y todo ello para terminar arremetiendo contra los verdaderos médicos, que conocedores de la obviedad (la PDD es abortiva y muy negativa para la salud de la mujer) se niegan a prescribirla. "Hasta nosotros han llegado múltiples quejas de usuarios del sistema de salud acerca de los médicos que se niegan a prescribir la PDD".

Más mentiras. "Se calcula que la toma de este medicamento podría evitar el 85% de embarazos que se producirían si no se administrara". Falacia reconocida por James Trussel, el máximo defensor de la PDD en EEUU en enero de 2007 en su artículo Population Effect of Increased Access to Emergency Contraceptive Pills (Obstetrics & Gynecology 2007;109:181-188). Concluye, tras estudiar 717 artículos que evalúan el efecto de la PDD para evitar abortos que "En todos los estudios menos uno, facilitar el acceso a la PDD incrementó su uso. Sin embargo, ningún artículo ha demostrado que el acceso a PDD tenga un efecto para reducir los índices de abortos". Los quirúrgicos, claro. Y es que la mera dispensación de la PDD banaliza las relaciones sexuales y fomenta la promiscuidad.

Y aquí no acaba la cosa. Porque los comerciales de Schering se meten en el asunto de los menores que –los pobres- tienen que realizar ‘peregrinaciones' todos los fines de semana en búsqueda de la pastillita que regala Gallardón en sus centros jóvenes. "En el caso de los pacientes entre 12 y 16 años, el médico está obligado a respetar los derechos del menor maduro", apuntan Martín Perpiñan y Béjar. Primero: ¿Qué es un menor maduro? No parece que un chaval de 12 años lo sea. Segundo: la Ley Civil y Penal establece las relaciones consentidas a partir de los 13 años. Antes es abuso. Por tanto, Sra. Martín Perpiñán y Sr. Béjar, les agradeceríamos que no abusaran de nuestros menores.

Pero es que además, toda la medicina legal se encuentra inmersa en un intenso debate sobre el concepto del menor maduro y su encaje con la autonomía del paciente. No es un asunto pacífico desde el punto legal. Tampoco lo es desde el punto de vista científico, porque no existen estudios sobre el impacto que la PDD podría tener en mujeres en pleno desarrollo, tal y como el prospecto de Postinor señala cuando asegura que no hay suficientes estudios en menores de 16 años: "No está recomendado para su empleo en niñas, los datos disponibles en mujeres menores de 16 años son muy limitados", señala el prospecto del Postinor.

Y desde luego, no es un asunto resuelto éticamente como pretenden los representantes de la abortera Asociación de Planificación Familiar, esa gran ONG altruista que se dedica a promover la promiscuidad con la protección de los anticonceptivos de su patrocinador y de la abortista PDD del mismo financiador: Schering.

Eulogio López