Y es aquí donde entra la empresa española Indra, una de las grandes firmas mundiales en identificación del votante, en voto electrónico y en cómputo de los votos. Lo cierto es que los representantes de la empresa española se han visto sorprendidos cuando las autoridades venezolanas les advirtieron que no utilizarían todas las máquinas de voto que tan buenos resultados han dado en anteriores convocatorias electorales. Es más, algunos chavistas acusan a Indra de no haber cumplido el contrato de mantenimiento de estas máquinas. La compañía española afirma lo contrario: no sólo las máquinas están en perfecto estado sino que, además, ellos podrían aplicar el software con tal de que se les avise con una antelación superior a 50 días.
Pues bien, el Gobierno venezolano está intentando hacerse con la patente de una filial de Olivetti especializada en cajeros automáticos de banca, un software parecido al de las máquinas utilizadas para el voto electrónico.
En definitiva, quedan ya pocos días para que Hugo Chávez muestre si está realmente dispuesto a jugar limpio. En primer lugar, a decidir si acude a un plebiscito o a unas elecciones legislativas. En segundo lugar, si va a optar por el voto manual o por el electrónico. Y, en tercer lugar, si se optara por el voto electrónico, si acudiría a una empresa local, ligada al propio Gobierno, o a una compañía extranjera, en este caso a la española Indra, que ofrecería más fiabilidad al partido observador extranjero.