• Estas entidades fueron denunciadas por antiguos trabajadores por operaciones sospechosas o por abstenerse de denunciarlas. 
  • Así es el perfil del denunciante de la corrupción financiera: "Los que sienten que es su deber, los que fueron desplazados o ninguneados por su compañía, los que cometieron algún delito y buscan minimizar la pena".
  • Son figuras clave que conocen la trastienda del negocio de las finanzas y que, ya arrepentidos, denuncian las cuentas invisibles, las redes de empresas fantasmas o los paraísos fiscales.
  • Según estimaciones conservadoras, el entramado de flujos ilegales de dinero supera los 20 billones de dólares anuales: una cuarta parte de la riqueza que produce el mundo.
  • La avaricia cala en todos los sectores: empresarios, banqueros, millonarios, artistas, deportistas, políticos, medios de comunicación...
La BBC ha realizado un interesante reportaje sobre el perfil de los denunciantes de la corrupción financiera, aquellos que se convierten en el terror secreto de los bancos: esas figuras clave que conocen el negocio de las finanzas desde dentro y, de la noche a la mañana, se dan la vuelta y denuncian la oscura trastienda de este mundillo, con sus cuentas invisibles, redes de empresas fantasmas y paraísos fiscales.

En el reportaje, el estadounidense Everett Stern cuenta las denuncias que hizo contra el banco en el que trabajaba, el HSBC, como "transacciones sospechosas vinculadas con grupos del Medio Oriente como Hamas y Hezbolá". Igualmente, el suizo Rudolf Elmer, jefe de operaciones en la filial del banco Julius Baer en las islas Caimán, fue despedido en 2002 y arrestado tres años más tarde por violar el sacrosanto secreto bancario suizo: "Mi pecado fue intentar denunciar que muchos de nuestros clientes estaban evadiendo impuestos utilizando nuestras operaciones en las islas Caimán. El banco no quiso saber nada". Y la entidad JPMorgan Chase fue denunciada ante las autoridades por violar la ley bancaria y no cumplir con toda la reglamentación contra el lavado de dinero.

Un abogado estadounidense que ha representado a decenas de arrepentidos del sistema financiero, Jack Blum, miembro de la Coalición por la Integridad Financiera, señaló a BBC Mundo que las motivaciones de los "arrepentidos" son muy variadas.

Están los que sienten que es su deber, los que fueron desplazados o ninguneados por su compañía, los que cometieron algún delito y buscan minimizar la pena, los que tienen una visión exagerada sobre la importancia de la información que manejan", señala Blum.

Como abogado, lo primero que hace es alertar a sus potenciales clientes sobre los riesgos que corren si deciden revelar sus secretos. "No van a conseguir nuevamente empleo en el sector financiero, con lo cual prácticamente tienen que decir adiós a su carrera. Sus denuncias además van a salpicar a gente con la que trabaron amistad durante años". "Y van a quedar expuestos al ataque de sus empleadores que suelen ser muy poderosos. No sorprende que algunos, después de consultarlo con sus familias, no se atrevan a hacerlo", señala Blum.

Pero otros siguen adelante con denuncias que revelan un oscuro entramado de flujos ilegales de dinero que, según estimaciones conservadoras a nivel global, superan los 20 billones de dólares anuales: una cuarta parte de la riqueza que produce el mundo.

BBC Mundo habló con tres de ellos. El suizo Rudolf Elmer, jefe de operaciones en la filial del banco Julius Baer en las islas Caimán fue despedido en 2002 y arrestado tres años más tarde por violar el sacrosanto secreto bancario suizo.

"Mi pecado fue intentar denunciar que muchos de nuestros clientes estaban evadiendo impuestos utilizando nuestras operaciones en las islas Caimán. El banco no quiso saber nada. Más grave aún, el Estado no quiso saber nada", señala Elmer a BBC Mundo.

En 2008 Elmer tomó una decisión estratégica: entregó a Julian Assange de WikiLeaks dos discos duros con listas de evasores fiscales del Julius Baer.

"No estoy en contra del secreto bancario, pero las compañías han abusado de ese secreto. Los paraísos fiscales sirven para ocultar a los reales beneficiarios de cuentas especiales creadas para evadir el pago de impuestos y lavar dinero", dice.

A su juicio, hay miles de potenciales arrepentidos que podrían iluminar estas tinieblas del mundo financiero. "Diría que en un banco al menos 10% del personal está al tanto de estas operaciones. Todo depende del área en que uno trabaje, pero en algunos casos hasta los cajeros pueden detectar movimientos sospechosos de clientes que jamás dan sus nombres en las operaciones que realizan". "Esta evasión fiscal es uno de los más grandes robos sociales que tolera hoy la humanidad", señaló Elmer a BBC Mundo.

El segundo protagonista de esta historia es el estadounidense Everett Stern: las denuncias que hizo contra el banco en el que trabajaba, el HSBC, son parte de la "guerra contra el terrorismo", dice. "En octubre de 2010, a tres semanas de empezar mi trabajo en la oficina del banco en el estado de Delaware, me quedó claro que había muchas transacciones sospechosas vinculadas con grupos del Medio Oriente como Hamas y Hezbolá". "Esto era una amenaza directa a la seguridad de mi país", indicó a BBC Mundo.

Descontento con la falta de respuesta del banco, Stern se puso en contacto con la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la Central de Inteligencia estadounidense, (CIA). "Mi preocupación es que estos fondos estén facilitando acciones perjudiciales a Estados Unidos en el Medio Oriente. Lo más importante es la seguridad nacional", le escribió el banquero a la CIA.

La investigación llevada adelante por la Justicia estadounidense terminó descubriendo un lavado de dinero que se extendía por Medio Oriente, Mexico, Irán, Sudán y Corea del Norte.

En diciembre de 2012, el HSBC llegó a un acuerdo con las autoridades estadounidenses por el que pagó una multa récord de 1.900 millones de dólares. "La multa al HSBC era por lo que había hecho hasta poco antes de mi llegada a la institución. Es decir que el acuerdo con las autoridades no cubre el período en que yo trabajé y por tanto el banco todavía tiene que responder por lo que siguió haciendo", señaló a BBC Mundo.

No es sólo el HSBC el que está en la mira. En septiembre de este año denunció al JPMorgan Chase ante las autoridades por violar la ley bancaria y no cumplir con toda la reglamentación contra el lavado de dinero.

Y el tercer protagonista es el argentino Hernán Arbizu, -uno de los financistas estrella de la operación del JPMorgan Chase en América del Sur- que en 2008 se presentó ante la Justicia federal de la Argentina para "autodenunciarse" por fraude, evasión de impuestos y lavado de dinero.

"Yo había cometido un fraude. Había mucha presión interna en la compañía y para no perder un cliente muy importante le ofrecí un rendimiento para sus inversiones que sólo podía cumplir sacando dinero de otros lados".

"Fue un grave error. Pero lo que estoy denunciando ante la Justicia es un fraude masivo contra el Estado por evasión y lavado", señaló Arbizu, en diálogo con BBC Mundo. El trabajo de Arbizu consistía en captar activos de argentinos para depositarlos en paraísos fiscales.

En abril de 2008, a sólo meses del estallido financiero global, la presión de la banca era tal que se esperaba que aportara a fin de año net new assets (nuevos activos netos sumados a sus clientes consolidados) por valor de 150 millones de dólares.

"Yo era un operador. El banco tenía unos cuantos más. Y éramos un banco entre varios otros. Si se hace la suma se ve las cifras que empiezan a manejarse".

"En ese año, la presión era mayor porque el banco era muy consciente de que se venía una crisis fuerte y quería resguardarse", señala Arbizu.

Los grupos más poderosos de la Argentina –el multimedios Clarín, Banco Patagonia, las empresas de energía Bridas y Bulgheroni– se encuentran en la lista que Arbizu entregó a las autoridades, pero en el vértigo de aquel año clave la pista alcanza al banco que precipitó el estallido financiero de 2008 al caer en bancarrota: el Lehman Brothers.

"Había órdenes concretas de poner en duda la liquidez del Lehman Brothers para erosionarlo con la idea de que su caída era inevitable y para quedarse con sus clientes", indicó Arbizu a BBC Mundo.

En un principio la Justicia argentina respondió con celeridad a la lista de Arbizu en la que figuraban nombres, números de cuentas y montos.

Pero poco después la causa dejó de moverse porque, según el juzgado a cargo, Estados Unidos no respondió a los exhortos (pedidos de información).

"En mis oficinas yo vi pasar a todo el mundo. Empresarios, banqueros, millonarios, artistas, deportistas".

"Debo confesar que no vi políticos, pero mi impresión es que todo el mundo está metido en esto, de modo que a nadie le conviene que salte. Por eso no pasa nada", dice el "arrepentido" argentino.

Arbizu calcula que la recaudación anual impositiva aumentaría en US$5.000 millones si este dinero tributara como corresponde: aproximadamente el presupuesto anual para educación en el país.

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com