Una multitud asalta la Embajada de EEUU en Yemen. Libia y Egipto prometen a Obama proteger las legaciones de Estados UnidosEl fanatismo islámico prosigue con su deriva violenta tras la película norteamericana sobre el profeta Mahoma considerada blasfema por los yihadistas. Tras la muerte ayer en Libia -en el consulado de Bengasi- del embajador de EEUU en el país, Chris Stevens, por un ataque de hombres armados, hoy cientos de manifestantes yemeníes han asaltado la Embajada de Estados Unidos en la capital de Yemen, Saná, que ha concluido sin víctimas (según el Gobierno yemení). Y en Egipto también hoy se están produciendo incidentes y protestas por parte yihadistas contra EEUU.

Este jueves, los dirigentes de Libia y Egipto se han comprometido con el presidente estadounidense, Barack Obama, a reforzar la seguridad en las embajadas de EEUU en sus países y a investigar los ataques contra las legaciones norteamericanas, según ha informado la Casa Blanca.

Como decíamos ayer y otros días, es la constatación del fracaso de la primavera árabe que impulsó Occidente. Y parece que la opinión va cundiendo. Aunque todavía hay quienes se sorprenden, como la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, quien, con gran ingenuidad, se preguntó: "¿Cómo pudo pasar esto en un país (Libia) que ayudamos a liberar?". Pues por eso: porque ha desaparecido un dictador pero se han liberado las fuerzas yihadistas, enemigas también de la libertad y partidarias de la violencia contra quienes no piensan como ellos.

Dicho esto: por supuesto, hay que respetar a los musulmanes y a sus creencias. Pero los yihadistas también deberían respetar a los cristianos, y a las suyas. Y en Occidente debemos exigírselo.  

José Ángel Gutiérrez
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