Me conmovió la aseveración de Micaela Melcea: "quiero abortar" y más todavía su conversión a no cometer un asesinato, matando a su hijo en sus propias entrañas y cuenta: "Tengo 25 años y, después de un camino largo, me di cuenta de que estaba embarazada. Fue un embarazo inesperado, y un test me lo confirmó. Yo quise abortar. ¿No querría yo a mi niño? Claro que sí, como todas las madres; pero yo tenía apuros y decía: "no lo voy a guardar", "no lo quiero", "no necesito un niño".

Estaba trabajando pero mi marido no, y por esto no lo quería; no teníamos una situación económica buena, teníamos una habitación en alquiler y después íbamos a quedarnos en la calle. Una buena gente me abrió los ojos y  por eso pensé y decidí  no abortar. Hemos alquilado un piso donde vivimos ahora. Fui para hacer los primeros análisis, las primeras ecografías y oí latir corazón de mi hijo. Me emocioné. Ahora tengo una maravilla de niño. No puedo vivir sin él. Soy feliz mirando a mi pequeño. Me arrepiento por haber pensando asesinar una vida. Le estoy mirando y no lo puedo creer. Mi niño es un regalo de Dios".

"Un niño es un amor hecho visible", afirmó Friedrch von Hardenberg.

Clemente Ferrer Roselló

clementeferrer@yahoo.es