La Audiencia de Barcelona, e incluso el Tribunal de Luxemburgo, pierden importancia. La italiana ENEL se apresura a meter mano en los activos de Endesa
La verdad es que ya a nadie, ni tan siquiera al denunciante, le importa mucho la decisión la juez catalana que atiende la denuncia presentada en su día por Gas Natural contra Endesa, al considerar que la eléctrica estaba atentando contra el principio de neutralidad que la ley de opas exige al opado al otorgar dividendos extraordinarios con cargo a plusvalías extraordinarias. Ocurre que Manuel Pizarro, presidente de Endesa, cambió la decoración del escenario al ofrecer un plan de dividendos elevados, pero ordinarios, no extraordinarios De esta forma, la denuncia ya no interesa ni a unos ni a otros. No le interesa al Gobierno, que este viernes decidirá lo que hay que hacer sobre la OPA y no le interesa ni a Gas Natural ni a Endesa. Así, en la mañana del lunes se celebraba en Barcelona la vista oral por la denuncia, pero nadie se moja demasiado en el asunto.
Algo más importante que la decisión de la juez del Tribunal de Luxemburgo, que ya debería habar hablado. De hecho, el Vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, dijo a sus colaboradores que si Luxemburgo hablaba, él lo haría el pasado viernes 27. Luxemburgo no habló pero todos dan por descontado el fallo que ya adelantaba Hispanidad: el juez admitirá la oferta de Gas Natural. Es decir, que no se paralice la OPA, pero con el compromiso de GN de no asumir lo derechos políticos hasta que haya sentencia firme del Tribunal europeo, lo que se espera para finales de abril o primeros de mayo.
Así que todo queda pendiente del Gobierno, que hablará el viernes 3, más que nada porque se le termina el plazo legal, con fallo en Luxemburgo o sin él. Y todo parece indicar que el Gobierno aprobará la operación pero hará hincapié, por aquello de atender alguno de los requerimientos tanto de los técnicos de la Comisión Nacional de la Energía como de los consejeros del Tribunal de Defensa de la Competencia, entre ellos, uno verdaderamente crucial: la venta de la tercera parte de los activos a Iberdrola, que debería hacerse por subasta.
En definitiva, que Iberdrola seria la gran perdedora. Ahora bien, desde el Gobierno ya se le han comenzado a hacer guiños a la empresa de Íñigo de Oriol e Ignacio Sánchez Galán, una especie contrapartida. Por ejemplo, la de no ligar el déficit de tarifa a los CTC, lo que beneficia a Iberdrola.
Pero lo peor no llega ahí. La italiana ENEL ya se ha anticipado, y ha recordado que ella quiere participar en la subasta o reparto, y que está dispuesto a hacerse con toda la porción de Endesa que le permitan. Algo parecido a meter a la zorra en el gallinero, dado que ENEL es tan grande como todo el sector eléctrico español, además de propiedad del Estado italiano, que en Europa todo el mundo es muy liberal, pero nadie privatiza. Además, la alemana EON o la francesa EDF también querrían participar en el reparto. ¿Y entonces?