Bien por el Gobierno Rajoy (por una vez y sin que sirva de precedente) hay que perseguir a los sinvergüenzas llanitos -y británicos- que viven en España y pagan impuestos -es decir, no los pagan- en el paraíso fiscal de Gibraltar.
Ya está bien de la coña de vivir como españoles y pagar como británicos en Gibraltar, un paraíso fiscal. Y si hubiera -que los hay- bancos y empresas españolas que emiten desde Gibraltar, persígaseles como los vendepatrias que son.
Gibraltar no es una colonia, es un paraíso fiscal. Los prusianos inventaron los campos de exterminio, los chicos los campos de reeducación, y los ingleses los paraísos fiscales, en lo que son auténticos especialistas.
Hay un detalle que nos recuerda el historiador Luis Suárez, en La Razón del domingo: Lo que queda del Tratado de Utrech. Cuando los británicos tomaron Gibraltar se aplicaron a una tarea de ingeniería social, 200 años antes de que nazis y comunistas les imitaran. A la población autóctona la trasladaron a la fuerza a La Línea de la Concepción.
En resumen, bien por la persecución fiscal que el Gobierno pretende ejercer con los dirigentes de Gibraltar que viven en Sotogrande -nadie quiere vivir en la Roca- pero se sienten muy independentistas gibraltareños.
Pero yo optaría por unir a esas medidas, la del cierre de la verja. No se trata de dificultar la entrada sino de cerrarla. Si quieren mantener su colonia usurpada que sea de cara al mar y sin salir a España, donde tanto les gusta vivir.
La diplomacia británica sólo entiende eso: la firmeza. Por eso cedieron Hong Kong a los chinos y nos chulean a los españoles en Gibraltar. Entregaron una zona libre a la mayor dictadura del mundo pero no quieren entregar un paraíso fiscal a un socio democrático en la Unión Europea.
Dicho esto el peligro no está en Gibraltar sino en Ceuta y Melilla. Antes que cualquier medida sobre Gibraltar hay que pararle los pies al Islam en las dos plazas africanas. La única respuesta es militarizar ambas ciudades. En primer lugar, para recuperarlas económicamente. En segundo lugar para que los marroquíes, no utilicen a los pobres inmigrantes negros (negros, no la horterada de subsaharianos) como carne de cañón.
Al mismo tiempo, urge expulsar de las fuerzas regulares españolas a los musulmanes que nos traicionarán en cuanto estalle el conflicto (y no es una quimera pensar que pueda estallar). En tercer lugar, con la militarización conseguiríamos controlar, desde estos dos puntos estratégicos, tanto el mediterráneo oriental como el Estrecho. Los ataques a templos católicos en Ceuta y Melilla y la mezquitización musulmana fanática en barriadas de Ceuta y Melilla explican que los medios progres españoles se silencien, quizás porque no les repugna en absoluto. Con tal de dañar a la Iglesia cualquier enemigo sirve, incluso mi enemigo natural.
Hay que militarizar Ceuta y Melilla y hay que desfanatizar Ceuta y Melilla. Es curioso que el Gobierno español -y en este punto no le felicito sino que le acuso de cobardía- guarde silencio ante el ataque del imán de Ceuta a la dignidad de las mujeres, así como el de otro clérigo musulmán contra la policía española.
En resumen, señor Margallo, bien está lo de Gibraltar pero lo de Ceuta y Melilla es aún más importante y cada día más urgente. Entre otras cosas porque a lo mejor está próximo el día en el que España reviva el siglo VIII y se vea obligado a detener, otra vez, al Islam en el flanco suroccidental de Europa. Y esta vez, además, con una sociedad española cuya fe en Cristo, ya no la de antaño, y con una colonia marroquí en España que no sólo no se ha integrado en España sino que, en buena parte, odia al país que le ha acogido. Sí, si España está en peligro de guerra con alguien es con el Islam en Ceuta y Melilla. O por causa de Ceuta y Melilla, me es igual.
Posdata: no, Gibraltar no tiene nada que ver con las dos plazas africanas, que eran españolas antes de que existiera el reino mismo de Marruecos.
Eulogio López
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