Hablamos del Papa que quiere hacer de las dificultades una posición privilegiada.
Quiere una Iglesia misericordiosa que se centra en Cristo y en los pobres. Se gana a la gente, se muestra con la naturalidad de alguien de la calle, no tiene un programa de márketing, electoral o político.
Se muestra como es: un hombre del Evangelio con el que llega al corazón de la gente. En unos levanta la sorpresa, en otros la expectación y en la mayoría de que ha comenzado una nueva etapa en la Iglesia.
Esta Iglesia resurge en un Papa que proclama las verdades del barquero, con un profundo sentido común.
Es una bocanada de aire evangélico, ha despertado una renovada esperanza. Ejerce un liderazgo mundial. No va a cambiar la doctrina de la Iglesia, trata de mejorar la conducta de los cristianos, de hacerlas más evangélicas y alegres.
Jaume Catalán Díaz