Sarkozy ha hecho lo que tenía que hacer. Intentó rescatar al rehén francés que los fundamentalistas islámicos tenían secuestrado en Mali y mataron a seis terroristas. Fracasaron en la liberación y estos canallas asesinaron a su rehén, el ingeniero francés Michel Germaneau.

Los islámicos han aprendido de las FARC colombianas a emplear, con una técnica tan sofisticada como repugnante, el secuestro, la privación de libertad, que, en ocasiones, se alarga durante años.

Es el caso del soldado israelí Guilad Shalit, que lleva cuatro años en poder de Hamas y así continuará, porque estos canallas utilizan una vida humana como moneda de cambio y amenaza permanente. Por cierto, los diputados socialistas que han acudido a Gaza y a los que Israel ha negado la entrada, ¿se han parado a pensar en que esta visita legitima a unos señores que mantienen secuestrado a un soldado sin estar en guerra?

Los dos cooperantes españoles llevan más de seis meses secuestrados en Mali, mientras Moratinos, siempre astuto, negocia y dialoga.

Y aún ha hecho algo mejor Sarkozy. Todo el mundo sabe que la labor del mediador del Gobierno de Mali es un pitorreo. Es ese Gobierno quien permite que campen a sus anchas los talibanes islámicos. Por tanto, lo que hay que hacer es intentar terminar con el Gobierno de Mali que ampara el terrorismo integrista. Pues bien, Sarkozy no se ha encomendado a un Ejecutivo que protege terroristas: ha enviado a un comando y ha intentado al liberación.

Sí, ha fracasado, y le ha costado la vida al secuestrado, pero es la única forma de acabar con la industria del secuestro, el mismo método para terminar con los secuestros aéreos y el mismo que habrá que emplear para terminar con los secuestros de barcos pesqueros: no ceder.

El método francés ha salido mal y le ha costado la vida a un hombre, pero es el método adecuado. El culpable de la muerte no es Sarkozy sino los sinvergüenzas que le han matado.

Eulogio López

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