El pasado 4 de mayo, el director Ejecutivo de Fomento del Trabajo Nacional, Joaquín Trigo participó en una tertulia organizada por Profesionales por la Ética. En este entorno, el responsable de la patronal catalana criticó la ambigüedad de la redacción del Estatut, así como su carácter totalitario. En lugar de establecer una normativa básica y poner límites a lo que puede hacer o no el gobierno, este texto establece una regulación omnicomprensiva de numerosas materias. Como muestra un botón: la obligación de regularizar a todas las parejas de hecho, la regulación del tiempo libre, la desaparición de la voluntad de los fundadores en las asociaciones o fundaciones, el derecho a disfrutar del paisaje, etc.
Además, el texto habla hasta en 450 ocasiones de la Generalitat y de los poderes públicos; en cambio, menciona a los catalanes sólo 9 veces. Toda esta regulación -en opinión de director ejecutivo de Fomento- tiene por objeto el tener un control y una competencia sobre todo, sin que exista confianza frente a la libertad de las personas.
Trigo también observa una tendencia intervencionista en lo relativo al ámbito empresarial y profesional. Existe una reglamentación que va mucho más allá de lo establecido en la Constitución. Tampoco se reconoce de manera clara el derecho de propiedad ni se reconoce de manera plena el principio de libertad de empresa, apunta el director ejecutivo de Fomento. Por si fuera poco, Trigo considera que además, el nuevo Estatut provoca una inseguridad jurídica al tratarse de un texto de difícil interpretación. La regulación de las competencias es confusa, ya que no están ordenadas por materias, sino alfabéticamente.
En cuanto al modelo financiero, la patronal catalana considera que el Estatut supone un riesgo de quiebra del modelo de solidaridad. La solidaridad se tiene que dar en las dos partes, si sólo se da en una dirección es explotación. También criticó el establecimiento de una serie de Agencias, que puede suponer la consagración de prácticas y actuaciones arbitrarias de la administración. En definitiva -en opinión de Trigo- el proyecto es claramente intervencionista, y puede afectar gravemente a la eficiencia de la economía.
No está mal como aperitivo para un referéndum previsto para el próximo 18 de junio. El rechazo de ERC y PP en lo político y de sectores eclesiásticos y patronales en lo social podrían dar al traste con el gran proyecto del tripartito. Por otra parte, en CiU existe el temor de que los sectores más independistas de la coalición socialista puedan producir un vuelco en el resultado del 'siferendum'. No conviene olvidar que el no está mucho más movilizado que el sí y que en todo caso, el nuevo Estatut gozará de menos consenso que el vigente.