Reunión de urgencia en Bruselas. Europa se dispone a solidarizarse -another time- con Grecia, con un nuevo paquete de ayuda.

¿De ayuda?  Es decir, con nuevos créditos para que pueda seguir emitiendo deuda -más soga para ahorcarse- y que así pueda pagar intereses que rozan ya el 25% a los pudientes europeos y a los especuladores que han comprado bonos griegos, la mayoría de ellos alemanes, es decir, el mayor 'ayudador'.

El primer rescate sólo ha servido para dos cosas: empobrecer a los griegos y aumentar la burbuja de la deuda griega, obligando al Estado griego -sí lo he repetido varias veces adrede- a pagar cada día más por sus títulos.

¿No querías caldo? Pues toma dos tazas. Digo yo que a lo mejor lo que podía hacer la Unión Europea era trasferir fondos, por ejemplo para infraestructuras, a fin de levantar la economía griega. Fondos, no créditos. O si lo prefieren, romper la burbuja especulativa pagándole a los griegos, no para emitir más deuda sino para emitir menos. Lo dijo su primer ministro: profecías autocumplidas hasta forzar la quiebra de un Estado.

Lo que llama la atención es que tropiecen otra vez en la misma piedra. La falta de solidaridad europea será la ruina de Europa. Primero de los países pobres pero luego de todos los demás. La UE no está en peligro por Grecia: está en peligro por no ayudar a Grecia. No con rescates financieros, sino con ayuda económica, no con créditos sino con dinero. Y está en peligro porque esa solidaridad constituye la esencia, la esencia cristiana, dicho sea de paso, del Viejo continente.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com