Sr. Director:

Cuando con infinita benevolencia queríamos pensar que la maldad en el tema del terrorismo y sus crímenes estaba a punto de tocar fondo, nos sale ahora Ibarreche pidiendo perdón a las víctimas. Lo hace en nombre de las instituciones y aparte de muchos otros detalles repugnantes por su falsedad y oportunismo, este fariseo acobardado encarga a una subalterna la pública lectura de su deleznable mensaje.

De inmediato surgen voces entre ingenuas y calculadoras, una ellas, algo insólito, la de un colectivo de víctimas (?) que le demuestran su gratitud por tan generoso y mensurado gesto. Son las voces de los esclavos mansos que si sólo reciben una docena de latigazos en vez de la ración habitual de dos docenas, corren a besar las manos de sus verdugos. Pero sobre todo son las voces orquestadas de las sanguijuelas que ven que el proceso de rendición de España ante la ETA y los independentistas tiene la cuerda demasiado tensada por la imparable protesta popular y que el invento se les va de las manos.

Final con preguntas. ¿Dónde has estado Ibarreche en los últimos treinta años que no te has enterado de los mil crímenes etarras? ¿A quién pretendes engañar ahora con estas lágrimas farisaicas? ¿Dónde has tenido hibernada la conciencia?

Jesús Sáiz y Luca de Tena

jjeslt@telefonica.net