Bajo el lema "Ayúdanos a conseguir agua potable para 1.800 niños en Senegal", se está divulgando una campaña publicitaria.

Senegal es una nación que actúa como uno de los países democráticos de más notoriedad de África. Y, por el contrario, es uno de los terruños con el índice de desarrollo humano más bajo del continente africano.

Senegal, con una población de más de 13 millones de aborígenes, pelea a diario contra las adversidades que devastan a toda la región. Con un facultativo por cada 10.000 autóctonos y un 30% de la población sin acceso a un manantial de agua bebible, una de las grandes contrariedades es el alto porcentaje de mortalidad infantil: 121 chiquillos muertos por cada 1.000 niños. El paludismo, las dolencias pectorales penetrantes y los padecimientos diarreicos forman las primeras causas de esta tragedia, afecciones atañidas a la falta de agua potable y servicios de higiene.

La escenario empeora en las zonas campestres, en las que el precio de agujerear pozos y levantar infraestructuras de depuración es muy costoso. Por ello el proyecto se centraliza en Bakel y Matam, dos territorios del noreste de África en las que el reparto de agua bebible alcanza a la mitad de sus habitantes.

Por otra parte, en una investigación respaldada por la Unión Europea y siete países más, se afirma que cerca de 1.000 millones de aborígenes están desnutridos, 900 millones no tienen acceso a agua potable y más de 1.500 viven sin electricidad. Si no se encuentra una solución, en 25 años estas cifras crecerán de forma alarmante. El informe estima que la demanda de agua potable y energía eléctrica crecerán en un 40% y la necesidad de alimentos se doblará.

"Para 2030 serán necesarias 47 millones de hectáreas para piensos y alimentos y más de 45 millones para bosques", afirman los más de 50 expertos que han trabajado en el informe, que apuesta por una mayor relevancia del sector privado: "es importante que las empresas europeas sean pioneras y se impliquen en la cuestión, ya que ellas son las mejores transmisoras de conocimientos".

Según la Organización Mundial de la Salud cerca de 50 millones de criaturas no están inscritas en ningún registro. Más de 120 millones de chiquillos carecen de los alimentos básicos. 50.000 críos agonizan al día por falta de alimentos y agua bebible. También, uno de cada cuatro niños, menores de 5 años, vivirán los efectos de la depauperación, anemias, minusvalías, deficiencias físicas y mentales. Se estima en unos 16 millones los chavales huérfanos; en una cuarta parte por el virus de la muerte, el sida. El 80% de ellos habitan en África.

Lo que sobra a los opulentos es patrimonio de los indigentes. El bien común está por encima del egoísmo del bien privado o particular.  

Clemente Ferrer
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